Trabajando en el extranjero y preferiblemente ligados a profesiones relacionadas con la creciente esperanza de vida de la población, como ser médico.

Así perciben su futuro laboral los estudiantes actuales de la Comunidad que cursan Secundaria y Bachillerato, con edades comprendidas entre los 16 y los 19 años. Los que estudian Formación Profesional no difieren excesivamente de las citadas perspectivas, a excepción hecha de que equiparan al 50% las posibilidades de encontrar trabajo tanto entre nuestras fronteras como fuera, y que se inclinan por profesiones más ligadas a la administración de la finanzas en primer lugar y las aplicaciones informáticas como segunda opción.

Estas conclusiones se desprenden del informe del proyecto Educa 20.20, integrado por profesionales de muy diversas especialidades que han elaborado una muestra con encuestas a más de 12.000 estudiantes de ESO, Bachillerato y FP de toda España, un millar de ellos en la Comunidad Valenciana. En la comparativa con el resto de autonomías los estudios de Medicina atraen como primera opción también a los asturianos, aragoneses, canarios y castellano-manchegos. En el resto de las comunidades son los estudio de Derecho y de Empresa los preferidos.

«Estos resultados muestran que los que siguen estudiando en la Universidad eligen profesiones que tradicionalmente otorgan un estatus social importante, como son las de médico o abogado, y otras carreras que destacan por su pragmatismo, como ADE» (Administración y Dirección de Empresas), según valora el profesor Liberto Carratalá desde el departamento de Sociología I en la Universidad de Alicante.

La inclinación por los estudios de Empresa también queda reflejada entre los futuros estudiantes de ciclos formativos de FP, que se decantan a su vez por la Administración de Finanzas. El profesor de Sociología subraya que los estudiantes demuestran con sus respuestas que son hijos de la «cultura en la que están creciendo, como es un futuro laboral ligado a trabajar fuera de España. Mis propios estudiantes piensan así», corrobora.

Idiomas

Tanto la movilidad internacional como el dominio de los idiomas, aunque más concretamente el del inglés, se perciben asimismo como imprescindibles de cara a la futura inserción laboral entre los jóvenes ahora en formación.

Hasta el 57% de los encuestados por la consultora Gad 3 en la Comunidad el año pasado, afirman que tienen un nivel medio o alto de inglés. No obstante, respecto al conjunto de la muestra nacional esta media autonómica está diez puntos por debajo, y dista otros veintidós puntos de la comunidad autónoma cuyos alumnos afirman contar con un mayor dominio de esta lengua extranjera, como es la madrileña con el 79%.

El dominio de otras lenguas como el alemán, portugués, italiano o chino es muy minoritario. Entre el 1% y el 2% de los alumnos de la Comunidad dicen tener un nivel medio o alto al respecto. Solo despunta ligeramente el francés, que apenas dominan un 11% de los estudiantes (el 18% en la muestra nacional).

Con el inglés en la mochila, los jóvenes confían en superar posibles limitaciones o barreras para lograr un empleo de futuro fuera de España. De hecho, los principales motivos que exponen a la hora de trabajar en el extranjero son la mejora de oportunidades para su desarrollo profesional, el atractivo de conocer otras culturas, y la mejora del nivel de idiomas.

Influencia

Estos mismos jóvenes, en el 56,8% de los casos se decantan por ir a la Universidad cuando se pregunta a los que estudian en la Comunidad, y en un 32,2% por seguir estudios de FP, -lo que varía en seis puntos respecto a la media nacional, ligeramente más orientada a hacer una carrera y al contrario con respecto a los ciclos formativos-.

En lo que no se diferencian, sean o no de la Comunidad, es en el escaso índice de un 11% entre los que preferirían ponerse a trabajar de inmediato, sin más formación.

¿Y a la hora de tomar estas decisiones, quién o qué representa su máxima influencia? La respuesta mayoritaria a esta cuestión apunta hacia las madres en hasta un 68% de todos los casos.

El profesor Carratalá advierte que este hecho demuestra que «nuestra cultura sigue valorando más la seguridad que el riesgo». Pese a que la encuesta se llevó a cabo el curso pasado, lejos de los peores años de la crisis, la sombra del varapalo económico y social sigue teniendo un gran peso social y entre nuestros mayores sigue primando que los descendientes logren un «estatus social importante», puntualiza el sociólogo.

Internet, el padre, los amigos y los servicios de orientación con que cuentan los institutos de Secundaria son situados en un segundo plano por los jóvenes a la hora de consultar sus opciones de futuro, y muy lejos de otros familiares, el profesorado y los libros orientativos.

Tecnologías

Los jóvenes también reconocen y ponen en práctica que las tecnologías son una de las principales claves de su futuro laboral, al margen de que también las utilicen mayoritariamente para relacionarse con sus amigos y para disfrutar del ocio.

En cuestión de tecnologías nueve de cada diez estudiantes usan internet para los trabajos de clase, incluso cuatro puntos por encima en la Comunidad (94%) sobre la media nacional (90%), y otro 76% estudia con ayuda de la red en los institutos de Alicante, Castellón y Valencia, frente al 71 por ciento que lo hace en el resto del país.

Finalmente, sobre los sectores profesionales hacia los que se decantan los estudiantes de hoy y trabajadores del mañana, se llevan la palma las multinacionales y el sector público en general, entre más del 60% de los encuestados.

Se ven mayoritariamente como trabajadores por cuenta ajena, tanto si estudian Bachillerato y dirigen sus pasos hacia la Universidad, como si se están formando en ciclos de FP, en un claro detrimento de figuras como las del empresario, el emprendedor y el autónomo o freelance, que solo se eligen entre un 5% y un 12% de los casos.

La esperanza de encontrar trabajo distancia algo más a quienes estudian Bachillerato de los que cursan la FP. Entre los primeros tan solo un 27 por ciento cree que será sencillo buscar un empleo cuando acaben sus estudios, frente al 45 por ciento de los que están en ciclos formativos, más optimistas sobre lo que les deparará su futuro laboral, a la vuelta de la esquina.