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Más de 15.000 personas viven en la provincia de Alicante sin estar inscritas en los padrones municipales

Estadística calcula que la población residente permanece estable mientras que las cifras oficiales vienen disminuyendo desde 2014

Transeúntes en la zona costera de l'Albir, en l'Alfàs del Pi, en una imagen de hace pocos días. JOSÉ PALAZÓN

Más de 15.000 personas viven en estos momentos en la provincia sin estar inscritas en los padrones municipales, según se desprende de las cifras de población publicadas en 2017 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El último dato oficial de habitantes, obtenido a partir del padrón y con fecha de referencia de 1 de enero del año pasado, es de 1.825.332 habitantes, mientras que el organismo calcula el número de residentes en 1.840.669 a día 1 de julio de 2017de 2017. Si se compara el dato oficial con el del 1 de enero del año pasado, la diferencia es aún mayor, puesto que en esa fecha la población residente ascendía a 1.842.616 personas.

Con ello, si se cotejan las cifras correspondientes a una misma fecha, el desfase supera los 17.000 individuos. Esta situación contrasta de manera muy llamativa con la que existía hace pocos años, en que el número de empadronados en la provincia superaba de manera amplia a la cifra de personas que el INE estimaba que realmente residían en los municipios alicantinos. Hasta 2013, la provincia tuvo en torno a 90.000 habitantes más de los que se calculaba que vivían en ella de manera fehaciente. Ese año se alcanzó un máximo de 1.945.642 personas. Desde entonces, el padrón no ha dejado de descender, mientras que la población residente se ha mantenido estable, con una mínima tendencia a la baja.

Esto parece indicar la paradoja de que, frente una pérdida oficial de 120.000 habitantes en cuatro años, en realidad la población sigue siendo prácticamente la misma. Y también, que hasta 2013 el padrón reflejó una cifra bastante por encima de las personas que vivían de manera habitual en la provincia. Una situación que en ese momento pudo beneficiar a municipios considerados como residenciales, ubicados a lo largo de toda la costa y en áreas cercanas a ella, y que ahora perjudica, sin ninguna duda y de forma grave, a estas mismas localidades.

Esos municipios cuentan con un importante contingente de población procedente de otros países de la Unión Europea, un colectivo que, a tenor de las cifras, ha influido de manera decisiva en esta disfunción entre el dato oficial de habitantes y la estimación real. En 2013 había empadronadas 297.808 personas con este origen, frente a 218.396 residentes. Cuatro años después, los datos son, respectivamente, de 164.197 y 190.131 individuos. El primero es todavía provisional, pero en principio se ha pasado de que haya en el padrón 79.412 europeos más de los que el INE da por seguro que viven en la provincia a que éstos sean 25.934 más de los que están inscritos en los registros oficiales de los ayuntamientos.

Es por eso que algunas de estas localidades, tal y como ha publicado este periódico en los últimos meses, han emprendido campañas activas de empadronamiento, dirigidas de manera muy especial a los colectivos de residentes europeos, muchos de los cuales se dan de baja en el registro pero no se marchan realmente. Las más significativas han sido las de Calp y Teulada, la primera incluso con acciones puerta a puerta y que ha tenido sus frutos, dado que el municipio llegó a quedar por debajo de los 20.000 habitantes -tras haber estado, años atrás, a punto de alcanzar los 30.000- y ahora vuelve a superarlos. En Teulada, el temor está en caer por debajo de los 10.000 empadronados, cuando hace pocos años eran más de 14.000. En este caso se ha lanzado un vídeo a través de las redes sociales animando al empadronamiento para que el Ayuntamiento pueda prestar sin apuros los servicios municipales. También en Orihuela se ha iniciado una campaña de estas características, editando folletos en varios idiomas.

Un problema económico

El padrón es la referencia a partir de la cual se toman las cifras oficiales de habitantes en España y, por lo tanto, se asignan entre otros aportaciones económicas públicas a los ayuntamientos. Muchos municipios, sobre todo los más turísticos, tienen una población real superior a lo que indican esos registros, a lo que se suman los residentes estacionales o los visitantes ocasionales. En el censo de 2011 se calculó que el litoral de la provincia tenía una población flotante de más de 500.000 personas.

Por esta razón, contar con el mayor número posible de empadronados es una cuestión fundamental en estas localidades. En l'Alfàs del Pi, que ha perdido de una tacada 3.100 vecinos, calculan que el descenso de población supondrá una caída de ingresos de un millón de euros, como también indicó este periódico.

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