La procesionaria está en todo su apogeo en las pinadas de la provincia en el inicio de enero, con grandes bolsas llenas de orugas, y no precisamente larvas, sino gusanos de gran tamaño que ya descienden en hileras por las ramas de los pinos hacia el suelo en zonas como el Clot de Galvany en Elche o en el monte Benacantil de Alicante, así como en otros muchos parajes naturales de la provincia. Las orugas eclosionan en pleno invierno por el calentamiento global, que adelanta tres meses la actividad biológica de una plaga que lo normal es que se deje ver a las puertas de la primavera como insecto que forma parte del ecosistema de esta especie arbórea.

Como explica el director de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, la procesionaria encuentra condiciones desfavorables para su desarrollo con temperaturas inferiores a 10ºC, y este otoño no ha hecho frío como para poner en peligro su actividad biológica. «El ambiente cálido y seco que hemos tenido en los últimos meses genera las condiciones idóneas para que no cese la actividad de la procesionaria. Por eso han salido ya las orugas y hay más plagas afectando a nuestros árboles. Me han hablado de pinos que se están secando también, en sus copas, por falta de agua». Y eso que en la provincia la especie más común, el «pinus halepensis», está más que acostumbrado a resistir esta plaga.

Otoños tan secos como el último y lo cálido de lo que llevamos de invierno alteran los ciclos vegetativos de plantas y animales, afirma el experto. «Se puede hablar de los efectos de un 2017 que ha resultado muy anómalo en temperaturas sobre todo». El año que acabamos de dejar atrás ha sido el tercero más cálido y seco en la provincia desde 1941. Sólo 2014 y 2015 resultaron más calurosos, y este enero ha arrancado con temperaturas superiores a 25 grados esta semana, aunque el récord está en los 29,2º del 7 de enero de 1982. Este fin de semana se aproxima un frente polar que podría ralentizar la plaga.

«Este clima tiene que ver con la llamada oscilación del Atlántico Norte, que lleva en fase positiva desde otoño. Y en estas condiciones el anticiclón de las Azores está más potente de lo normal y bloquea el paso de borrascas hacia Europa, especialmente hacia la península Ibérica. Es lo que hemos tenido estos últimos meses. Y parece que va a seguir así en este comienzo de año. Esto altera el ciclo vegetal de árboles y plantas, adelantándose los procesos fisiológicos», dice Olcina.

En Alicante, los vecinos que llevan a sus mascotas al monte Benacantil ya han visto descender a las orugas y han avisado al personal de mantenimiento, que está saneando las ramas más próximas a los caminos. En el Clot vecinos de los Arenales del Sol como José Cortés salen a pasear con tijeras en la mochila para cortar las ramas próximas a los senderos, que suelen estar muy concurridos, para evitar que caigan sobre las personas. Los senderistas exigen actuaciones preventivas por parte de la Administración como más bolsas con feromonas después de que las que instalaron el año pasado hayan acabado por los suelos.

El director del departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de Alicante, Santos Rojo, coincide en que el adelanto de la procesionaria tiene que ver con el cambio global del planeta a causa del impacto del ser humano y el calentamiento causado por el efecto invernadero. «No sólo porque suben las temperaturas, el que no llueva contribuye a que eclosionen antes». Esto, destaca, se acelera en años benignos como los últimos. «El problema siempre ha existido pero la relación entre pino y procesionaria se descoloca cuando se alteran las condiciones naturales, como ahora».

Rojo explica que las orugas se alimentan de las hojas «algo negativo para el árbol, porque hace que los más débiles sufran más y no se desarrollen». Porque si hay muchos puntos con procesionaria o se conservan nidos de otros años el pino se puede secar. El ciclo biológico de la procesionaria es siempre el mismo, explica el experto. Suele comenzar en verano, que es cuando copulan y ponen los huevos. En otoño salen las larvas que comen las hojas de los pinos y se refugian en bolsas. Las orugas bajan de los árboles y en fila buscan un lugar donde enterrarse. Se transforman en crisálidas en el subsuelo y nace la mariposa, repitiéndose el ciclo.

Para paliar el efecto de la procesionaria existen métodos preventivos como trampas de feromonas para capturar a los machos, que es un sistema relativamente sencillo, afirma el profesor. Los tratamientos químicos no están prohibidos pero se desaconsejan por ser incompatibles con otras especies de fauna y con las personas. Gracias a estas trampas, por cada macho que muere son entre 500 y mil orugas menos.

Pero este año ya es tarde para esta actuación, que debe hacerse al final del verano o principios del otoño, cuando la mariposa pone las larvas. Los expertos reclaman a ayuntamientos, diputaciones y al Consell como responsables del control de las plagas en jardines urbanos y montes públicos realizar tratamientos preventivos cíclicos para evitar que el pino se seque por la plaga y la falta de lluvias. Pese a la creencia popular de que esta oruga no tiene depredadores, Rojo dice que sí. «Hay avispas que los parasitan y muchos pájaros y escarabajos se alimentan de ellas». Aunque para sufrir urticarias hay que tocarlas o respirar muy cerca de ellas, los expertos recomiendan tener cuidado con niños y mascotas.