Los regantes que reciben agua del trasvase Tajo-Segura exigieron ayer al Ministerio de Agricultura que incorpore la desaladora de Mutxamel (parada tras una inversión de 93 millones de euros) al conjunto de medidas puestas en marcha para tratar de mitigar los graves efectos que está provocando la sequía en el sector agrícola de Alicante y Murcia. El cierre del trasvase el pasado mayo ha llevado a los agricultores a una situación agónica hasta el punto de que se estima que son necesarios 60 hm3 de agua para poder salvar 44 millones de árboles frutales, por lo que siguen insistiendo en la urgencia de un trasvase extraordinario.

La desaladora de Mutxamel se encuentra inmersa en un entramado legal complicado ya que forma parte de la «solución trasvase Júcar-Vinalopó», y permanece parada porque no se ha firmado el convenio que regule los usos del agua relativos al trasvase. Este diciembre se han cumplido dos años desde que comenzaran las negociaciones para llegar a un convenio que sigue sin concretarse, pese a que en las últimas se hayan producido ligeros avances.

La capacidad de producción de la planta de Mutxamel es de 18 hm3 al año y sólo se ha recurrido a ella en una ocasión, hace dos años, cuando hubo que enviar 5 hm3 a Benidorm para evitar cortes de agua. Una planta que, por otro lado, parece maldita desde que también perdiera protagonismo al anularse el Plan Rabasa. De hecho, la infraestructura era clave para abastecer a los 45.000 nuevos vecinos de ese macroproyecto urbanístico que acabó en fiasco. Hoy, sin embargo, los agricultores le quieren sacar partido, como sucederá a partir de mediados del próximo año con la de Torrevieja.

Lucas Jiménez, presidente de los regantes del Tajo-Segura insiste en que se deben poner a pleno rendimiento de producción las desaladoras de Mutxamel y Villaricos (Almería). «Si la cosa no cambia, en el horizonte se dibuja la necesidad de un trasvase de socorro. No pedimos algo ilegal, estamos pidiendo agua y la aplicación exacta y conforme a ley de las tarifas».

No obstante, el presidente de los regantes del Tajo-Segura (25.000 agricultores en la provincia de Alicante) sostiene que «jamás vamos a renunciar a cualquier derecho al agua del trasvase Tajo-Segura que ha sido peleado y pagado durante tantos años para cambiarlo por recursos procedentes de la desalación. Es un tema de Estado, pues el agua es un bien público y debe de circular por todas partes del país independientemente de que en esa parte llueva más o menos», subraya Jiménez.

Lucas Jiménez lamenta, por otro lado, que los ecologistas hayan ganado la partida del agua en Bruselas porque «se ha criminalizado el mundo del regadío, cuando debería ser lo contrario. Solo pasa aquí, en esta Europa de progreso. Si las directivas europeas no son sensibles y no se adaptan a las necesidades de cada una de las regiones de esos estados miembros es evidentemente que algo se ha hecho o se está haciendo mal allí o no se está sabiendo transmitir las necesidades reales», reitera Jiménez.

Reserva de agua

La reserva hídrica en España se encuentra al 38,1% de su capacidad total en esta semana en la que los embalses han recogido 285 hm3, lo que representa el 0,5% de su capacidad total, según los datos hechos públicos ayer por el Ministerio de Agricultura. Los embalses guardan 21.391 hm3, la cantidad más baja de los 17 años transcurridos del siglo XXI. En la última semana del año, los embalses tienen un 32,5% menos que la media de los últimos diez años y un 25,2% menos que hace un año.

Por cuencas, la reserva se encuentra al 90,4% en Cantábrico oriental; al 61,2% en Cantábrico occidental, al 44,2%, en Miño-Sil; al 46,6% en Galicia Costa; al 81% en las cuencas internas del País Vasco; al 31,4% en el Duero; al 37,4% en el Tajo y al 44% en la del Guadiana. La cuenca del Segura sigue siendo la peor de España con el 14%, seguida de la del Júcar, con un 25,1%. La del Ebro está al 48,9 % y cuencas internas de Cataluña, al 45,8%.

Con estos datos, el año 2017 se mantiene como el año con menos agua embalsada de este siglo y como el tercero más seco desde 1990, solo por detrás de 1994 y 1995, cuando en la semana 52 los embalses estaban al 35,68% y al 34,71% respectivamente. Algo que no impidió un trasvase extraordinario del Tajo al Segura. Ayer, los embalses de Entrepeñas y Buendía contenían 233 hm3, cerca de 200 hm3 menos que en 2016.