Tras el polémico silencio del pasado año, el alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, tomó ayer la palabra por partida doble en el Debate sobre el Estado de la Ciudad para pedir «diálogo» a los cuatro grupos de la actual oposición, que en la actualidad es amplia mayoría en el pleno municipal, con el objetivo de salvar un mandato marcado desde un inicio por el ruido de un tripartito que tras más de dos años de desavenencias acabó por estallar por los aires hace poco más de un mes ante la negativa de Echávarri a dimitir pese a estar encausado en dos procesos judiciales por presunta prevaricación. La respuesta que recibió el regidor socialista a su oferta de tender la mano fue la esperada, la repetida casi a diario durante el último trimestre de este año: PP, Guanyar, Ciudadanos y Compromís reclamaron su inmediata renuncia por su doble proceso judicial (el supuesto fraccionamiento de contratos y el despido de una trabajadora municipal, que a su vez es cuñada del portavoz del PP, Luis Barcala) y por estar al frente de un gobierno integrado en exclusiva por los seis concejales socialistas tras la ruptura del tripartito, además de alertar al PSPV para que tome cartas en el asunto para forzar a Echávarri a dar el relevo. «La ciudadanía solamente espera una cosa de usted: que anuncie su dimisión. Y lo haga aquí y ahora», le dijo Pavón ayer, en el salón de plenos, como epílogo de su primera intervención en el debate sobre la ciudad.

Al igual que Echávarri sobre su propuesta de diálogo, el portavoz de Guanyar y el resto de grupos municipales de la oposición tampoco recibieron la contestación que deseaban. «Este gobierno va a estar hasta 2019, como mínimo», señaló el alcalde, cerrando la puerta de nuevo a su salida de la Alcaldía. Pero Echávarri fue más allá: miró al pasado y habló del futuro, ajeno aparentemente a los dos procesos judiciales que pueden precipitar su dimisión antes de las elecciones de mayo de 2019. «Como alcalde, sólo puedo pedir perdón porque la imagen [del tripartito] no era lo que se merecía alicantina», prosiguió Echávarri, allanándose el camino en un intento de poner en valor la escasez de ruido interno en el actual gobierno tras la salida de Compromís y sobre todo de Guanyar.

En su balance, el alcalde midió sus palabras al máximo, agradeciendo el trabajo realizado a excompañeros de gobierno como Sonia Tirado (Compromís) o Daniel Simón (Guanyar), pero sin ahorrarse la dura crítica al exvicealcalde, Miguel Ángel Pavón, al hablar de «sectarismo y paralización» de concejalías «sensibles» que va a «costar» mucho revertir, en evidente alusión a Urbanismo.

Sin salir de ese departamento, al tratar el futuro, Echávarri introdujo la principal novedad en las dos horas y media que se prolongó un descafeinado Debate sobre el Estado de la Ciudad. El alcalde anunció que el actual gobierno municipal, con el PSOE al mando, impulsará un nuevo planeamiento urbanístico para Alicante a partir de los trabajos iniciados por Lluís Cantallops, el arquitecto catalán que trabajó desde 1999 en la revisión del PGOU hasta que se interrumpió seis años después por desavenencias con el entonces alcalde Luis Díaz Alperi (PP).

Además de poner sobre la mesa un giro de timón en el intento de elaborar un nuevo PGOU, Echávarri también se comprometió a centrar los esfuerzos del gobierno en promover acciones para mejorar las cifras del paro de la ciudad, con base en el turismo. «Quedan 17 meses, lo que es una eternidad en política. No perdamos más tiempo en batallas estériles, la gente quiere acuerdos. No empiecen ya la campaña electoral, la gente lo que quiere es vivir mejor», añadió el regidor, quien aprovechó su último turno de palabra, antes de dar por cerrado el debate, para pedir un «esfuerzo» a la oposición de cara a la negociación del presupuesto municipal para el año 2018, del que dependen inversiones millonarias cofinanciadas por Europa y que pretende elevar a la votación del pleno el próximo mes de enero.

La presencia de la acción de gobierno en el debate no se limitó a las intervenciones de Echávarri, ya que la portavoz del PSOE, Eva Montesinos, también tomó la palabra para hacer una relación de los proyectos ejecutados y los previstos para los próximos meses. Además, Montesinos respondió a las críticas previas remitidas desde la oposición, con especial dureza sobre su exsocio Pavón, al que ayer ya dio por «amortizado».

El portavoz de Guanyar, en su turno, calificó al actual equipo de gobierno de «patético e inoperante», además de volver a acusar a Echávarri de «frustrar» el «gobierno del cambio» en Alicante. Por otro lado, Pavón afeó al resto de la oposición por no incluir en el debate de ayer asuntos como el Catálogo de Protecciones, los graneles del Puerto y los veladores.

El otro exsocio del tripartito, Natxo Bellido (Compromís), presentó a ojos de todos un decálogo para impulsar de forma conjunta la acción de gobierno en lo que resta de mandato, donde destacó la iniciativa para que Alicante deje de estar sometida al Plan de Ajuste del Ministerio de Hacienda, sin olvidar el Plan Ciudad y la Edusi, el proyecto de rehabilitación del entorno de los dos castillos.

Desde los grupos que integran la oposición desde el inicio de este mandato, el portavoz municipal del PP, Luis Barcala, aprovechó su primera intervención para apoyarse en los números para criticar la acción de gobierno y afirmar que «Alicante está peor» que hace un año, tras pasar de estar gobernada por el «ejército de Pancho Villa» a que los exsocios ahora sean «enemigos irreconciliables», y su segundo turno para defender la gestión del anterior ejecutivo del PP. Pavón, ante el listado de actuaciones que leyó Barcala, le reprochó que no citara «Brugal», el caso por el que la exalcaldesa Sonia Castedo está procesada por la presunta comisión de tres delitos.

Por último, Cs decidió repartir las críticas, no centrándolas sólo en la figura de Echávarri, al que igual que el resto de la oposición le pidió su marcha. «El alcalde se niega a dimitir y ustedes abandonaron el barco no se fueran a ahogar», señaló Yaneth Giraldo, quien defendió que los alicantinos quieren «una ciudad limpia, segura, habitable y que genere empleo».

La oposición, que se unió para censurar a Echávarri, volvió a cruzarse críticas entre casi todos los grupos, evidenciando una vez más la compleja gobernabilidad actual en la ciudad de Alicante.