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Obesidad: el cáncer del siglo XXI

El 65% de la población en la provincia de Alicante tiene exceso de peso, lo que está detrás de enfermedades como los tumores o la diabetes

La obesidad se ha convertido en la epidemia del siglo XXI. INFORMACIÓN

Cerca de 1.200.000 personas en la provincia de Alicante tienen kilos de más. De ellas, 450.000 padecen obesidad, la gran epidemia del siglo XXI, vinculada directamente a la aparición de enfermedades como la diabetes tipo II, el cáncer o los infartos.

Pese a la magnitud del problema, los expertos reconocen que la prevención es casi la única posibilidad de romper con la escalda de casos que actualmente sitúa a la valenciana como la cuarta autonomía en número de obesos, por detrás de Canarias, Andalucía y Murcia.

Y es que tratar la obesidad es muy complido. «Para los casos más extremos existe la cirugía, que es muy eficaz. El problema es que en las situaciones intermedias es muy difícil que una persona pierda, a base de cambiar la dieta y su estilo de vida, los kilos que le sobran y no los vuelva a coger», señala Carlos Morillas, presidente de la Sociedad Valenciana de Endocrinología, Diabetes y Nutrición (SVEDyN). Según estimaciones de Morillas, se considera un éxito que el paciente con obesidad pierda un 5% del peso que le sobra y no lo recupere, algo que sólo consiguen una minoría de personas obesas, en torno al 10%. «Hay que tener en cuenta que la persona que sufre obesidad tiene unos hábitos adquiridos y consolidados durante años, por lo que es muy complicado cambiarlo».

A nivel farmacológico tampoco existen tratamientos eficaces. «Actualmente hay tres fármacos en el mercado, que consiguen bajar entre un 5 y un 10% el peso. El problema es que son muy caros, ya que cuestan entre 100 y 270 euros al mes, hay que tomarlos de forma crónica y no están financiados por la Seguridad Social». Para el presidente de la SVEDyN no es muy factible que Sanidad financie estos medicamentos, «ya que con la prevalencia que hay de obesidad, supondría la ruina del sistema».

Por este motivo, Morillas cree que los recursos deben destinarse a prevenir los malos hábitos en la alimentación y el sedentarismo. «Si de pequeño adquieres un estilo de vida saludable, es muy difícil que de mayor padezcas obesidad». No obstante, el problema tiene muchas aristas. «El ritmo de vida hace que hoy las familias no tengan tiempo de cocinar y comer tranquilamente, en las ciudades no hay espacios para hacer ejercicio y la comida más barata es generalmente la menos sana». Con todo, Morillas advierte de que si no se pone freno al aumento de la obesidad, «la esperanza de vida en España, actualmente una de las más altas a nivel mundial, puede estancarse o bajar».

El presidente de la Sociedad Valenciana de Endocrinología, Diabetes y Nutrición participa en una jornada mañana miércoles en el Club Información sobre «La obesidad a debate». En la misma, Sergio Ortiz, cirujano de la Unidad Multidisciplinar de Atención Integral al Paciente Obeso del Hospital General de Alicante, hablará sobre la cirugía bariátrica para pacientes con obesidad mórbida. Una alternativa, la de pasar por quirófano, «que ha demostrado ser la más eficaz hasta el momento».

Los criterios para que una persona pueda ser operada de obesidad mórbida son muy exigentes. «Su índice de masa corporal debe superar el 40 o 35 si el paciente padece enfermedades como diabetes o hipertensión». Además, señala Ortiz, «para poder ser operados deben perder previamente peso y firmar contratos de adherencia al programa». En el Hospital General de Alicante operan cada año de obesidad mórbida a un centenar de pacientes, de los que entre un 20 y un 30% recaerán.

Por su parte, Víctor González, especialista en Endocrinología y Nutrición y coordinador de la Unidad Multidisciplinar de Atención Integral al Paciente Obeso del Hospital General de Alicante, dará algunas pautas para cambiar la dieta de cara a perder peso. Según González, la pérdida de peso recomendada es entre 2 y 4 kilos al mes, es decir de 0'5 - 1 kilos por semana. A la hora de valorar qué alimentos reducir, «las dietas bajas en grasa, han demostrado su eficacia, con un 5-10% de pérdida de peso entre los 3 y 12 meses de seguimiento». El problema, «es la falta de adherencia».

En cuanto a las dietas bajas en hidratos de carbono, «consigue una mayor pérdida de peso a corto plazo (6 meses), pero a largo plazo (más de 1 año) comportan una pérdida de peso similar a la que se alcanza con una dieta baja en grasas». Además las dietas muy bajas en hidratos de carbono «ocasionan más efectos adversos, como cefalea, estreñimiento, cansancio o calambres, que las dietas bajas en grasa».

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