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Retroceso de hasta un metro en las playas por el cambio climático

El Instituto de Investigaciones Turísticas de la UA alerta que habrá que adaptar las viviendas y los municipios a la subida del nivel del mar

El cambio climático elevará un metro el nivel del mar en 30 años afectando a la superficie de las playas. En la imagen, la Albufereta (Alicante), ayer. pilar coRTÉS.

Un informe del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas de la Universidad de Alicante, encargado por la Agencia Valenciana de Turismo, advierte de que los efectos del cambio climático cambio climático no sólo han comenzado a sentirse ya en la provincia sino que se van a acentuar en los próximos 30 años con una elevación del nivel del mar de hasta de un metro, aumento de las temperaturas, más golpes de calor y del grado de humedad hasta afectar al confort climático, y una mayor intensidad de las lluvias en periodos muy cortos de tiempo.

Fenómenos que según los geógrafos Jorge Olcina y Javier Miró obligan a la Administración -Generalitat y Ayuntamientos- a reaccionar y tomar medidas de defensa en la franja litoral, y en edificios y ciudades para ganar confortabilidad. Además, la propia programación turística debe cambiar, ya que la temporada alta se estirará por los extremos (junio y octubre) y mejorarán las condiciones para el turismo interior, debido a la reducción del frío en invierno.

Los datos del informe, hechos públicos ayer por Jorge Olcina, director del estudio, son reveladores. El balance energético del planeta está desajustado entre 0,5 y 1 watio por metro cuadrado. Esta es la clave, según Olcina, del calentamiento que experimentan las temperaturas del planeta desde 1980 de forma intensa.

En la provincia de Alicante las temperaturas han subido 0,7 grados de media desde 1950 y desde 1980 se ha triplicado el número de noches tropicales (la temperatura no baja de los 20 grados durante 60 días entre junio y octubre) en la franja litoral lo que ha hecho que «se pierda un gran confort climático en las calles y sobre todo en las viviendas, de ahí que resulte urgente realizar reformas, tanto en la legislación urbanística como en las normativas que regulen la construcción de los edificios», señaló ayer Olcina durante la presentación del estudio en la sede de la Universidad de Alicante en la calle Ramón y Cajal. A esto se une otro factor, como es que el mar alcanza en verano temperaturas de aguas tropicales (27/28 grados), que lo convierten en gasolina ante situaciones de inestabilidad por la gota fría.

Ante este escenario, el informe trasladado a la Generalitat, plantea tres propuestas clave. La necesidad de acondicionar mejor climáticamente hoteles, apartamentos, viviendas, y también las ciudades para combatir una coyuntura cada vez más habitual de altas temperaturas y humedad elevada, diurna y nocturna, y compensar así el denominado el disconfort climático. «Ciudades más sostenibles con más zonas verdes y transporte ecológico», aseveró Olcina.

El también responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante aseveró, por otro lado, de la obligación de tener bien diseñados los sistemas de abastecimiento de agua a escala regional y local en un área donde la escasez de recursos hídricos va a ir a más.

Por último, resulta urgente cambiar los protocolos de Protección Civil y Sanidad, puesto que el cambio climático alterará los calendarios de riesgo frente a las tormentas y lluvias intensas, así como los golpes de calor. Se apuesta por crear el Observatorio Valenciano del Cambio Climático, y una fiscalización del Plan de Acción Territorial de Protección del Litoral de la Comunidad Valenciana (Pativel), instrumento que Olcina considera clave para ayudar a frenar el desorden urbanístico.

Playas y agua

El catedrático Jorge Olcina subrayó la preocupación del futuro de las playas y la afección que sobre los arenales tendrá el presumible aumento del nivel del mar. «En el corto plazo no, pero si continua el proceso de calentamiento térmico con la intensidad de los últimos años, el litoral mediterráneo en su conjunto experimentará retrocesos de playa que se estiman entre 50 centímetros y un metro debido a la acción combinada del calentamiento del mar y de la frecuencia mayor de los temporales de levante en nuestras costas».

Por tanto, es una cuestión que necesita vigilancia constante a partir de ahora. El cambio climático debe contemplarse como una oportunidad para la actividad y los municipios turísticos. «Oportunidad de no volver a hacer prácticas insostenibles (urbanismo caótico y masivo) y apostar por los principios de gestión territorial y de los recursos respetuosa con el medio. Este es el gran eslogan turístico por el que deben apostar en su promoción futura los municipios turísticos alicantinos, es decir, calidad ambiental y territorial frente al turismo masivo y poco respetuoso», aseveró Olcina.

En cuanto a la falta de agua, Olcina y Javier Miró, coautor del informe, apuntaron que el turismo no tendrá problema porque hará uso de recursos no convencionales cada vez en mayor proporción (aguas reutilizadas y aguas desaladas). «Es necesario mantener el trasvase Tajo-Segura, al menos, por su participación importante en el suministro de agua potable de municipios turísticos litorales. Y a partir de aquí lo que hay es que sentarse a diseñar medidas de futuro para el abastecimiento de agua que sean realizables y sostenibles. Tenemos que abandonar la idea de grandes trasvases porque no se van a realizar nunca y apostar por soluciones realistas que no creen falsas expectativas que nunca se cumplirán a la gente».

Jorge Olcina mostró su preocupación por el futuro del interior. «A mí me preocupa más la falta de garantía en las comarcas del interior, porque en estas comarcas sólo se pueden aprovechar recursos superficiales o subterráneos. Los municipios litorales siempre podrán desalar agua a costes cada vez menores».

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