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Contracrónica

Contracrónica | "Un hombre solo", por Mariola Sabuco

En el pleno se habló, explícita o implícitamente, de Echávarri, de su situación judicial, del carácter que le pierde

Contracrónica | "Un hombre solo", por Mariola Sabuco

¿Qué pasa por la cabeza de un hombre cuando se le dice a la cara que «ha perdido el honor», «es un broncas», «un alcalde okupa», «no sirve para alcalde», «abusa de su cargo», «es el origen de todos los males del Ayuntamiento», «ha jugado muy sucio» y «está políticamente muerto»? El alcalde, Gabriel Echávarri, escuchó todo esto, y mucho más, mudo, hundido en el sillón de la Alcaldía con la actitud de quien aguanta como un mal necesario, mientras algunos concejales socialistas bajaban la cabeza, visiblemente afectados, sobre todo cuando los calificativos procedían del que fuera su socio en el gobierno municipal, el portavoz de Compromís, Natxo Bellido.

En los primeros diez minutos de pleno, la concejal tránsfuga Nerea Belmonte (exGuanyar) ya le recordó al alcalde que está imputado por la Justicia -por el despido de una interina cuñada del portavoz popular como venganza por denunciarle en los tribunales-, y procesado -por fraccionamiento de contratos-, por presunta prevaricación, «delitos por su gestión pública». A partir de ahí, en el pleno municipal solo se habló, explícita o implícitamente, de Echávarri, de su situación judicial, del carácter que le pierde, de la imposibilidad de llevar algo adelante porque en el equipo de gobierno solo hay seis concejales del PSOE y en la oposición, veintitrés; y de la necesidad, en la que coinciden todos menos el concejal tránsfuga Fernando Sepulcre (exCiudadanos), de que tiene que dimitir.

Si el regidor socialista sintió algo en algún momento, nada dijo, porque optó por una máscara de silencio, que llevó al portavoz del PP, Luis Barcala, a llamarle «cobarde» por ni siquiera tratar de defenderse. Pero al alcalde le dio igual. Solo le cambia la cara en el pleno cuando interviene el portavoz de Guanyar, Miguel Ángel Pavón. No le soporta, es algo superior a sus fuerzas.

Pese a que comenzó pasados cinco minutos de las nueve de la noche, y después de una sesión ordinaria de diez horas, el pleno extraordinario convocado por el PP para «hacer balance de la crisis institucional», que ha dejado el gobierno en el Ayuntamiento de Alicante en manos de los seis concejales socialistas tras el abandono de Guanyar y Compromís por los problemas judiciales del alcalde, fue de una dureza extrema. El pleno buscaba el lucimiento de Luis Barcala como alternativa, pero no tuvo un buen comienzo y quedó rebasado por las revelaciones que realizaron los antiguos socios de Echávarri, cosas que nunca habían contado hasta ahora.

Así, Pavón aseguró que los celos del alcalde le llevaron a algo tan grave como a reventar «la reunión que había logrado concretar con Ikea porque no soportaba que yo hubiera conseguido esa reunión». Echávarri no lo negó. El portavoz de Guanyar, incluso, llegó a apuntar que en una ocasión estuvieron a punto de llegar a las manos. «El alcalde, fuera de sus casillas y delante de testigos, a dos centímetros de mi cara me dijo: 'Vete ya, estamos hartos de ti'. Más tarde me pidió disculpas pero un alcalde no puede estar en bronca continua».

Mientras, el portavoz del PP recordaba un incidente en la pasada Santa Faz. «'¡Barcala, no me miras a la cara'!, me dijo, pero opté por ignorarle para no llegar a mayores». A completar el perfil de quien ostenta la Alcaldía colaboró la portavoz de Ciudadanos, Yaneth Giraldo, para quien Echávarri «ha conseguido que lo peor sea visto como lo menos malo», en una clara referencia a las posibilidades del PP de cara a las próximas elecciones municipales cada día que el primer edil pase en la Alcaldía.

El pleno de ayer, sin duda alguna, es el modelo que seguirán los grupos de la oposición -PP, Ciudadanos, Guanyar, Compromís y quizás los dos ediles tránsfuga- a partir de ahora hasta el final del mandato o hasta que dure el alcalde con el bastón de mando. Ayer se habló lo que se calló durante mucho tiempo porque a Echávarri todos le dan por amortizado. Es solo un hombre solo, de quien lo mejor que dijo Natxo Bellido es que «no sirve para ser alcalde», pero también añadió que los dos años y medio en el gobierno local le han servido para asegurar que «usted (por Pavón) tampoco servía de alcalde. No podemos dar el susto a los alicantinos de cambiar a Echávarri por Pavón».

Ante una afirmación semejante, es evidente que los cantos de sirena lanzados ayer a Ciudadanos, tanto por Compromís como por Guanyar, para que apoye una reedición de un tripartito ante una poco probable dimisión del alcalde no son más que una quimera de cara a los electores, porque tanto Bellido como Pavón están ya claramente en campaña electoral, con lo que la tortura de Echávarri no ha hecho más que empezar.

De la defensa del alcalde se encargó, como siempre, la vicealcaldesa, Eva Montesinos, para quien el PP «ha logrado manchar la reputación de un hombre honrado como el alcalde Echávarri» y ve el abandono de sus socios de gobierno como algo positivo porque «nos hemos quitado el lastre de la radicalidad con la desbandada de quienes están en campaña electoral», dijo una Montesinos crecida en su papel, a quien algunos querrían ver sentada en el sillón de la Alcaldía.

«¿Qué se podía esperar de unos radicales (por Guanyar), unos nacionalistas (por Compromís) y unos faltos de ideas (por el PSOE)?», dijo Fernando Sepulcre. Para el filósofo de la Corporación alicantina, «el problema de fondo es que no saben mirar más allá de ustedes mismos». Puede que hasta tenga razón.

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