De todos es sabido que la provincia de Alicante es una de las grandes productoras de la Navidad. Los imprescindibles turrones de Xixona, juguetes de la Foia de Castalla o uva embolsada del Vinalopó son 100% alicantinos. Y desde hace unos años, se une a esta lista de ingredientes navideños obligatorios un elemento básico en la decoración de la Navidad: la maceta de la poinsettia, la «Euphorbia pulcherrima», más conocida como la flor de pascua.

Gracias al trabajo de unos pocos viveros, muy localizados en Elche y Mutxamel, principalmente, Alicante se ha consolidado como foco productor y difusor de estas macetas, que se cultivan en grandes producciones, no se venden al público y tienen su producción prácticamente comprometida. El mercado nacional del cultivo de flores de pascua se concentra en Almería, Murcia y Alicante.

Desde el pasado mes de mayo, en Viveros Amorós, de Elche, crecen 100.000 macetas de poinsettias variadas. Esta empresa ilicitana, con treinta años de experiencia, es, sin duda una de las mayores productoras de la flor de pascua. Dedican unas 3 hectáreas a su cultivo, que distribuyen por toda España y Portugal. Durante las próximas dos semanas, saldrán camiones cargados de forma constante, vehículos que según comenta, Juan Antonio Ciudad Real, de Viveros Amorós, «pueden llegar hasta Francia e incluso más lejos, pero es una maceta muy delicada y se recomienda no más de dos días de transporte. Las humedad del invernadero no es la misma que dentro de un camión, con la maceta embolsada».

Óscar Fernández y sus tres hermanos son la cuarta generación familiar dedicada al cultivo de plantas. Hoy en día, es el gerente de Agrocollado, un vivero ubicado en el término de Mutxamel, donde han crecido en los últimos seis meses 27.000 macetas, que se venden por Alicante, Albacete, Murcia y Portugal. Trabajan tres modelos de planta, y de forma limitada, otras siete variantes de color y forma. La última generación de viveristas se han atrevido a dar el paso por nuevas variantes de maceta, que «tienen una salida más limitada paro también tiene su público», asegura Fernández.

También en Mutxamel, en la carretera de Monnegre, funciona hace más de 30 años Viveros Muñoz. En un invernadero de 6.000 metros cuadrados, totalmente automatizado, que mide al detalle las horas de luz, la humedad y el riego, dotado con pantallas térmicas que dan sombra en verano y reflejan calor en invierno, están a punto de llegar a su punto máximo de coloración 25.000 poinsettias. El gerente de la empresa, Juan Antonio Muñoz, explica que en junio plantaron en tiestos esquejes de varias modalidades, buscando la variante que mejor se adapta a nuestro clima. Este año experimentan con la Ferrara y Happy Day, y ya tienen buenos resultados con la Princettia, con hojas puntiagudas que tienden a morado. Las nuevas tendencias ganan adeptos entre el océano rojo estos días inunda viveros.