El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, supervisó ayer en Alicante la reanudación de las obras del túnel de la Serra Grossa del TRAM, infraestructura que, si se cumplen los plazos, estará lista para finales de 2018, lo que permitirá la circulación de más tranvías entre Benidorm y Alicante.

El Consell invierte 8,7 millones de euros, cantidad que se quedó pendiente de aportar en 2012 por parte del PP, provocando la paralización de un proyecto clave para la mejora de las frecuencias del tranvía de Alicante con la Albufereta, Playa de San Juan y El Campello, y del tren-TRAM a Benidorm que se producirá a partir de 2019. La apertura de la variante de la Serra Grossa en doble vía beneficiará en principio a las líneas 3 (Alicante-El Campello) y 4 (Alicante-Playa de San Juan), pero también tendrá efectos colaterales positivos en la exitosa línea 2, que conecta Alicante con San Vicente, ya que muchos de sus tranvías tienen ahora que coordinarse con el resto de la red para circular.

Básicamente, los trabajos consisten en la colocación de la plataforma de vías, señalización y sistemas de seguridad en un túnel de 1,4 kilómetros de longitud excavado bajo la sierra y que forma parte de la denominada variante de la Serra Grossa. Las obras comenzaron en su primera fase en 2010 y oficialmente se dieron por paradas en octubre de 2013, aunque ya un año antes había cesado la actividad de los operarios de la unión temporal de empresas FCC-Cívica por la crisis económica que sacudió al Consell del PP.

Las obras consisten en habilitar el túnel en doble vía electrificada que discurre paralelo a la avenida de Villajoyosa bajo el macizo de la Serra Grossa, entre los apeaderos de Sangueta e Isleta, para ser utilizado por las líneas del TRAM procedentes de la playa de San Juan, El Campello y Benidorm. El túnel sustituirá a la infraestructura actual que pasa por el frente litoral y que consiste en una vía única que usa varios túneles cortos para salvar edificaciones y de la finca Adoc.

El túnel de la Serra Grossa es una obra clave para ampliar y mejorar las frecuencias del tranvía a las playas, San Vicente, El Campello y Benidorm, y, además, reestructurar algunas líneas del bus urbano de Alicante, básicamente las que cubren servicios parecidos a estas línea, consiguiendo con ello un transporte público más racional y sostenible.

El túnel estaba prácticamente terminado por el Consell del PP, que se gastó 21,1 millones de los 29,9 millones totales presupuestados, y ahora queda pendiente el equipamiento (por 8,7 millones), principalmente la catenaria, electrificación, los sistemas de telecomunicaciones y la señalización.

El presidente Ximo Puig subrayó que se trata de una obra «muy importante» que fue suspendida por el PP «por falta de planificación», ya que «al mismo tiempo que se paraba, se hacía en la Ciudad de la Luz un edificio que no se ha usado». El jefe del Consell destacó que el túnel contribuirá a mejorar las comunicaciones del área metropolitana de Alicante con Benidorm y Dénia y ayudará a fortalecer a FGV como un servicio público de calidad.

Puig y la consellera María José Salvador insistieron en subrayar la apuesta del Consell por esta actuación se produce pese a tener «problemas gravísimos de financiación, por lo que ésta es una de las pocas obras que podemos empezar debido a que una parte significativa del presupuesto para inversiones va dirigido a pagar obras ejecutadas en el pasado, por ejemplo la avenida de Dénia en Alicante», subrayaron.

La consellera de Obras Públicas ensalzó también la relevancia de esta actuación y señaló que las vías del tren de primera línea del mar dejarán de utilizarse para ser sustituidas por una vía verde paralela al paseo de la Cantera que debe negociarse con el Ayuntamiento. En este sentido, Echávarri apuntó que lo que más posibilidades tiene es una vía verde, aunque recordó que los vecinos de la Finca Adoc piden una salida de tráfico para desatascar la actual. El alcalde dijo que la decisión será consensuada.

Huelga del TRAM

Sobre el conflicto de Ferrocarriles de la Generalitat con los maquinistas y que se ha cobrado los primeros despidos, la consellera lamentó los perjucios que provoca a los usuarios, pero se mostró firme en su posición. «Tenemos voluntad de acuerdo pero debe haberla por la otra parte».