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Análisis

Volvo, por supuesto, ¿y ahora qué?

Alicante necesita y debe sacar más rendimiento a un evento que ha demostrado ser un gran éxito, pero su repercusión no puede notarse solo cada 3 años

Volvo, por supuesto, ¿y ahora qué?

Volvo sí, por supuesto, pero démosle una vuelta. Con los barcos rumbo ya hacia Lisboa y con el exitoso Race Village ya en proceso de desmantelamiento tras haber acogido a miles de personas, aficionadas o no a la vela, durante los once días en los que ha estado abierto al público, me quedo con la reflexión que ayer trasladó Isabel González, directora del hotel Meliá y presidenta de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante. ¿Y ahora qué hacemos durante los próximos tres años hasta que en octubre de 2020 vuelva a llenarse de colores la bahía de Alicante?

La Volvo se ha convertido en un evento irrenunciable para la ciudad de Alicante y el resto de la provincia, pero no se puede quedar tan solo en una fiesta que se celebra cada tres años y provoca dos fines de semana de buenos ingresos para una ciudad, admitámoslo, que, hasta ahora, el resto de esos tres años que transcurren hasta la próxima regata, vive completamente a espaldas de la Vuelta la Mundo a Vela a nivel de infraestructuras y, sobre todo, de promoción, porque está demostrado que con un sello en los folletos turísticos no es suficiente. Han tenido que pasar ocho años, por ejemplo, para que a alguien en el Ayuntamiento de Alicante se le ocurriera colocar el velero «Pirates del Caribe» en la Plaza del Mar. Una buena idea del exdirector del Patronato de Turismo, Agustín Grau, hoy en la EUIPO, que tuvo que esperar ocho años a que cuajara, y durante los que el barco casi se pudre en la entrada de la Zona Volvo.

Nadie discute la salida de la Vuelta al Mundo a Vela. Anima la ciudad, le da alegría y proporciona un negocio que no existiría si no se celebrara la salida de la regata, pero es necesario que la Generalitat, a la que la Volvo le cuesta más de 20 millones de euros (es hora ya que todo el mundo arrime el hombro), busque más sinergias que las que la regata produce en Alicante un octubre cada tres años. Los rectores de la Generalitat, los mismos que han salvado la regata y garantizado su continuidad hasta 2023 en Alicante, deben sentarse ahora con el sector e, incluso, si me apuran, convocar un concurso de ideas para que profesionales del sector turístico, del marketing, puedan aportar ideas para enriquecer la salida de la Volvo, un acontecimiento que no puede reducirse a dos semanas de octubre.

El presidente Ximo Puig, artífice de que la macroregata no haya acabado saliendo desde Lisboa, planteó este fin de semana aquello del «Mig Any náutico». Bienvenido. Lo que no puede ser es que a partir de esta semana, o la próxima, la Zona Volvo se transforme en un lugar fantasmagórico hasta octubre de 2020.

Es hora de celebrar el éxito de esta edición y ponerse a trabajar en dotarla de contenido más allá que los once días del Villague. Volvo todo el año, ¿por qué no?. Alicante capital europea de los deportes náuticos ¿por qué no?. Si se ha apostado y con acierto por un evento como la Volvo, es obligatorio sacarle todo el jugo posible. Y conseguir, de entrada, que suene todo el año, y sea para Alicante lo que Roland Garros es para París.

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