Callado, retraído, nada sociable pero con una gran capacidad de trabajo y una mente privilegiada. Casi el prototipo del profesor universitario encerrado en su propio mundo. Así es como definen a Teófilo Sogorb quienes trabajaron con él, que también aseguran que no hacía nada que no le dictaran sus jefes y, en especial, Roberto López Abad. Sin embargo, a pesar de ser un subalterno, el exdirector general de Planificación y Control se ha llevado la peor parte en la sentencia que acaba de dictar la Audiencia Nacional, con cuatro años de pena, ya que, además del falseo de las cuentas que se imputa a todos los condenados, él era el responsable de comunicar a la CNMV los balances de la entidad, por lo que suma también un delito de falsedad en la información a los inversores.
Procedente de la antigua Caja de Ahorros Provincial de Alicante, llegó a la CAM en 1990, cuando ambas entidades se fusionaron. Poco a poco fue escalando posiciones hasta que en el año 2005 fue nombrado subdirector general de Planificación y Control y dos años después alcanzó la dirección general de esta misma área. Suya era la responsabilizar de presentar los balances y de supervisar que todo se realizara según la normativa, como corresponde a su papel como auditor interno de la entidad.
Durante el juicio trató de echar las culpas a su compañero Francisco Martínez, al que responsabilizó de la trampa de la titulizaciones que permitieron engordar los beneficios de la caja, en un agrio enfrentamiento entre ambos.
Tras su despido de la CAM por parte de los administradores que había nombrado el FROB, Sogorb se centró en sus tareas como profesor universitario de Fundamentos de Análisis Económico.
