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Francisco Martínez: La esperanza alicantina del Sabadell que nunca cuajó

El FROB lo situó en la cúspide de la CAM tras despedir a Amorós, hasta que afloraron sus artimañas

Francisco Martínez podría haber tenido una próspera carrera en el Banco Sabadell. Tras la intervención de la CAM y el despido de la entonces directora general, María Dolores Amorós, los administradores designados por el FROB decidieron ponerlo en lo más alto del escalafón directivo y, tras la adjudicación de la caja, los responsables del banco catalán consideraron que podría ser el hombre idóneo para hacer de puente entre la nueva y la vieja etapa. La cara alicantina a salvar. Así lo dejaron traslucir a la prensa en los primeros días.

Pero Martínez fue una estrella fugaz. En cuanto empezaron a llegar las primeras auditorías encargadas por el FROB se vio el papel que podría haber jugado en varias de las irregularidades detectadas, como las titulizaciones que engordaron artificialmente los beneficios de la entidad, y acabó despedido en marzo de 2012, antes incluso de que el Sabadell tomara las riendas efectivas de la entidad.

Quienes trabajaron con él en la CAM señalan su osadía a la hora de plantear las operaciones. No tenía miedo a nada, aseguran, lo que no acaba de encajar demasiado con su papel como gestor de los riesgos de la entidad. Fue el creador del «banco malo» de la CAM, Mediterranean, que más tarde acabó convertido en la actual Solvia. También presidió CAM GE, la financiera que puso en marcha la caja con el grupo norteamericano para facilitar créditos al consumo, y fue miembro del consejo de Hansa Urbana.

Tras su despido recaló en la firma de asesoramiento financiero Altium Capital y, más tarde, en Optimiza Asset Management, una compañía dedicada la gestión de activos inmobiliarios en manos de la banca donde Martínez puede poner en práctica todo lo que aprendió en su etapa en Caja Mediterráneo.

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