El cobro de peajes por circular por las autovías penalizaría de manera especial a quienes se desplazan a diario de un lugar a otro por motivos de trabajo. Es algo que, en la provincia de Alicante, ya sufren a diario muchas personas que viven o trabajan en la Marina Alta y la Marina Baixa y se ven obligadas a utilizar la AP-7, y que ahora se extendería al conjunto del territorio. Pero además, si se aplicara a corto plazo generaría la controversia añadida de tener que pagar por utilizar vías necesitadas de mejoras urgentes, como la A-31 entre Alicante y Villena, una autovía de primera generación con un trazado sinuoso y sin una ruta alternativa, o la A-7 desde Alicante hacia Murcia, con una elevada densidad de tráfico y mal estado en algunos tramos. También cabe pensar en si las carreteras alternativas, donde las hay, se saturarían por efecto disuasorio del peaje, y volvería a ser frecuente la imagen de camiones circulando por el interior de localidades como Alcoy o Crevillent. Esa situación de autopista con poco tráfico frente a una carretera saturada se da en lugares como Castellón, Zaragoza, Burgos y La Rioja, entre otros. Por otra parte, en algunas comunidades autónomas donde la propuesta de Seopan ha tenido más trascendencia pública, como en Castilla y León, se ha emprendido incluso una campaña de recogida de firmas para instar a las administraciones públicas a rechazar la medida.