Ayer los siete barcos que competirán en esta Vuelta al Mundo a Vela tuvieron un primer entrenamiento libre en aguas alicantinas desde que llegaran al pantalán del Race Village la madrugada del jueves. INFORMACIÓN tuvo la oportunidad de embarcar con uno de los equipos y vivir de primera mano cómo es el trabajo de una tripulación que se enrola en una aventura que dura 8 meses alrededor del mundo.

Tras las indicaciones de seguridad previas en el Media Center, nos dirigimos, chaleco en mano, al pantalán donde nos esperaban las imponentes embarcaciones ya preparadas para salir a navegar. El Vestas 11th Hour Racing fue el barco en el que nos tocó embarcarnos en un entrenamiento que duró unas cuatro horas a lo largo de toda la costa alicantina.

Poco viento pero mucho trabajo

A pesar de que la jornada fue muy tranquila y que la velocidad del viento no superó los 10 nudos en toda la mañana, los tripulantes del Vestas estaban más que concentrados en su trabajo desde el primer minuto. Moverse entre cabos, velas y partes del barco no es tan fácil como puede parecer, pero si además se trata de un equipo de varias personas en una superficie tan pequeña y moviéndose con el mar, no hay más remedio que entenderse para que todo vaya bien en cada regata.

Las primeras maniobras del entrenamiento las realizaron solos por la zona de la costa alicantina, valiéndose del viento para poder realizar las mejores operaciones en equipo. Desplegaban las velas y las replegaban según el momento para controlar tiempos y ver cómo trabaja cada miembro del equipo en cada una de las situaciones. Entre maniobra y maniobra, daba tiempo a «relajarse» un poco y coger fuerzas con una comida típica marinera, barritas de proteínas y mucha agua.

Ya cuando todos los barcos estuvieron en el alta mar, empezaron los ejercicios de entrenamiento en estado puro, con una combinación de tensión y adrenalina, que por más entrenamiento que sea, se nota que a más de un tripulante no le gusta perder ni a las canicas. Hubo varios momentos de tensión al estar en paralelo con otras embarcaciones y en los cruces de proa, pero no pasaron de meros momentos tensos.

Una gran familia en el mar

El gran ambiente de equipo es algo de lo que siempre presumen en la Volvo Ocean Race y es algo que de verdad se respira en cada uno de los barcos. Los miembros más curtidos en regatas asesoran a los más jóvenes, y aunque haya tensión en algunas maniobras, después de cada ejercicio nunca falta un «Good Job Guys» de boca del skipper.