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El tráfico de camiones crece sin apenas mejoras en la red viaria

La circulación de vehículos pesados en las principales carreteras de la provincia aumenta en torno a un 10% en tres años

El tráfico de camiones crece sin apenas mejoras en la red viaria

El paso de camiones por las principales carreteras de la provincia se está incrementando de manera notable sin que, paralelamente, se estén realizando apenas obras significativas de mejora o ampliación de capacidad en las vías que soportan más tráfico de este tipo. Según datos definitivos del Ministerio de Fomento, plasmados en el Mapa de Tráfico de 2016 que se publicó hace escasos días, la circulación de vehículos pesados se ha incrementado en torno a un 10% en las vías de titularidad estatal alicantinas en sólo tres años. Sin embargo, las actuaciones previstas en la red avanzan de manera muy lenta -tanto las que están en ejecución como las que todavía están en trámite-, y en diferentes puntos no se contempla nada en concreto al respecto.

La ruta más afectada por esta situación es la que bien valdría la denominación popular de «senda de los elefantes» de la provincia, siguiendo la A-7 desde Murcia hasta Elche, para después seguir la A-31 hasta pasado Villena y, posteriormente, por la N-344 hacia València. Por aquí no sólo discurre tráfico pesado con origen y destino en la provincia, sino casi todo el flujo de mercancías por carretera del corredor mediterráneo. En 2013, el paso diario de camiones en todo este itinerario fue el siguiente: 6.613 en el límite Alicante-Murcia, 6.719 en Crevillent, 7.828 en Elche, 7.052 en Novelda, 6.892 en Petrer, 5.991 pasado Villena y 5.931 antes de la Font de la Figuera. Tres años después, las cifras de tráfico pesado en esos mismos puntos fueron las siguientes: 8.352, 7.082, 9.309, 7.676, 7.436, 6.560 y 6.459 vehículos diarios.

El cotejo de los datos muestra claramente ese incremento de la circulación, presumiblemente animado por la mejora de la situación económica y el consiguiente aumento de los movimientos de mercancías. En este sentido, el número de operaciones y de toneladas transportadas se ha incrementado también de manera notable en los últimos tres años en todas las comunidades autónomas del área mediterránea. Los productos hortofrutícolas -de la que toda la zona es gran productora- están en buena parte de estas actividades logísticas.

La presencia notable de camiones en toda esta ruta es claramente perceptible para cualquier conductor, añadida en gran parte del recorrido a un tráfico intenso de vehículos ligeros, lo que da lugar a que la circulación sea con frecuencia densa en algunos puntos. Pero además, gran parte del itinerario presenta una importante conflictividad, bien porque su capacidad resulta insuficiente, bien porque su mantenimiento deja que desear o bien porque el trazado sinuoso favorece que se produzcan atascos o accidentes. En el primer caso conviene señalar la ampliación a tres carriles por sentido en la A-7 entre Orihuela y Crevillent, una obra que aliviaría la congestión habitual en este tramo. El proyecto se aprobó en julio del año pasado, con un coste de licitación de 81,6 millones de euros, y en los Presupuestos Generales del Estado de 2017 se le dio una dotación de 500.000 euros. No obstante, desde entonces no han trascendido más avances sobre esta actuación.

Entre Crevillent y Elche, donde sí hay tres carriles, el problema, y grave, es el pésimo estado del firme desde hace ya una década, tal y como ha venido publicando reiteradamente este periódico. En sólo 10 kilómetros de este tramo se han registrado en diez años 44 accidentes importantes -con víctimas o muy aparatosos-, en los que han fallecido 15 personas. En este lugar urge una reparación integral que no llega, con una calzada plagada de parcheos y en la que aún es visible en muchos puntos la chapucera ampliación a tres carriles en 2007. También necesita una intervención la A-31 hasta Villena, una «autovía de primera generación» con numerosas curvas cerradas y para la que no hay fecha de renovación aún. Aquí también son habituales los accidentes de camiones, la mayoría de ellos afortunadamente sin consecuencias graves pero que con bastante frecuencia inciden sobre el tráfico al quedar vehículos bloqueando la calzada.

Por último, donde sí se ha realizado ya una obra de envergadura y se sigue actuando es en la transformación en autovía de la peligrosa N-344. La reciente apertura de la variante de la Font de la Figuera ha supuesto un salto cualitativo muy importante en esta ruta, pero siguen pendientes de finalización ocho kilómetros -entre ellos los cinco que corresponden a la provincia de Alicante-y que avanzan a un ritmo muy lento. Mientras no se completen, el riesgo en esta saturada vía se mantiene. Y, en este sentido, cabe señalar la posibilidad de que, tras entrar en servicio el tramo de la A-33 entre Jumilla y Yecla, el paso de camiones por esta ruta que evita Alicante se incremente. Es obvio que una vez esté terminada toda la autovía hasta la Font de la Figuera será muy beneficioso para el tráfico y la seguridad vial, con un efecto además doble, ya que por aquí discurrirá buena parte de ese flujo interregional de tráfico pesado y el nivel de saturación de la A-7 y la A-31 se verá aliviado. Sin embargo, mientras tanto puede producirse un efecto de cuello de botella en la N-344. lo cual complicaría todavía más la situación que se vive en esta carretera. Los camiones suponen un 47% del tráfico del tramo alicantino de la vía.

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