Diálogo, negociación, respeto a las leyes y voluntad de entendimiento. Estos son los principales ingredientes de la receta que a una treintena de representantes de entidades sociales y económicas de la provincia les gustaría que se aplicara en Cataluña a partir del lunes. Los representantes de la cultura, la economía, la sociedad y el deporte huyen de posturas radicales y creen que el diálogo entre los gobiernos español y catalán es la única alternativa. Tres de los consultados: el presidente de la FAPA Gabriel Miró, Ramón López; el escritor Luis Leante; y el vicepresidente del colectivo de Comerciantes por Alicante, Vicente Armengol, coinciden, medio en broma medio en serio, en apuntar que lo que les gustaría a partir del lunes es encerrar en una habitación a los políticos que han de negociar y no dejarlos salir hasta que alcancen un acuerdo sensato «aunque tardaran años en conseguirlo, y que luego se consultara a todos los españoles en referéndum sobre ese acuerdo», añade Leante.

Al sentido común apelan también muchos de los alicantinos consultados, una cualidad de la que no todos los políticos han hecho gala en este proceso tal como resalta la directora de la Escuela de Mayores de la Universidad de Alicante, Concha Bru, para quien «lo deseable hubiera sido no llegar a esta situación sino que se hubiera modificado la Constitución para hacer un referéndum en condiciones y decidir dentro de la ley».

La ilegalidad de la consulta de hoy en Cataluña Cataluña es puesta de manifiesto por muchos de los consultados que creen que, a partir de mañana, hay que reconducir la situación con un respeto a las leyes y volviendo la mirada a la generosidad que se demostró durante la Transición. El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, AEFJ, afirma que «si hay algo que no gusta de la ley, en democracia lo que se tiene que hacer es buscar mayorías para cambiarla. Todo tiene una vía pero éste no es el camino». Igualmente, el rector de la UA, Manuel Palomar, considera que «la Generalitat de Cataluña debería convocar elecciones autonómicas y del resultado de esas elecciones sentarse a negociar una modificación de la Constitución». Igualmente, Raúl Alós de la FAPA Enric Valor cree que «si hay algo que no les gusta, que se negocie y se cambie, pero desde dentro y participando de las normas que todos nos hemos dado con lealtad y voluntad de entendimiento».

Otros, como el empresario noveldense Jesús Navarro creen que desde el gobierno catalán ha habido mucha inconsciencia. «Lo que han hecho es una barbaridad, por eso creo que lo mejor ahora sería convocar elecciones anticipadas en Cataluña para que la gente pueda decir si quieren o no a los independentistas. Y espero que saliera el no».

También desde la provincia algunas voces cuestionan la forma en la que el Gobierno central ha gestionado esta crisis. El presidente de Hosbec, Antonio Mayor, cree que «cuando uno es catalán, es catalán, y es una máxima que Madrid aún no ha entendido. Es un estado con muchas sensibilidades». Por su parte, el párroco alicantino Antonio Vivó cree que no estaría de más abordar una revisión de la Constitución «sin olvidar la Historia».

El escritor José Luis Ferris es crítico con ambas partes al señalar que «a partir del lunes sería bueno que se apearan unos de su prepotencia y otros de su arrogancia. Que la brecha social y moral que ha supuesto esta intentona ilegal y romántica de referéndum (y su reprensión ) no se haga más grande. Que la inteligencia, por esta vez, se imponga a los sentimientos y a las banderas».

Búsqueda de acuerdos y diálogo «pero sin condiciones previas» propone el presidente de la Asociación de Empresarios textiles de la Comunidad, ATEVAL, León Grau, para quien «el problema es que cada parte se ha aferrado a sus posturas y de lo que se trata es de empezar a hablar desde cero». Y unidad. De hecho ninguno de los consultados quiere que Cataluña salga de España. Piensan que hay que alcanzar un consenso, pero no a toda costa como señala la presidenta de hosteleros de Alicante, María del Mar Valera, para quien «todos tenemos que ser iguales porque, si ahora se prima a los catalanes para evitar problemas, puede que los demás tengamos también que salir a la calle».