Si el alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, finalmente dimitiese de su cargo, el escenario político que se abriría en el Ayuntamiento de Alicante pondría en el centro del debate político a la tránsfuga Nerea Belmonte, ex de Guanyar. La edil, a día de hoy, tiene muy claro que sólo se replantearía un voto a favor de un nuevo candidato del tripartito a la Alcaldía si se cumpliesen determinadas exigencias que, considera, necesarias para «impulsar» el cambio político en la ciudad.

La principal de esas peticiones es que el portavoz de Guanyar, Miguel Ángel Pavón, no fuera el aspirante a sustituir a Echávarri. Si se tratase de otro candidato, Belmonte reclamaría cambios en la actual distribución de las competencias. Por ejemplo, que Pavón dejara de estar al frente de la Urbanismo, un cambio que tenía previsto llevar a cabo el alcalde antes de que se conociera su citación judicial como investigado. La tránsfuga también reclamaría que la Concejalía de Limpieza, que estuvo en manos de Víctor Domínguez antes de que Pavón se quedase también con esas competencias, pasara a gestionarse desde otro grupo político, PSOE o Compromís, además de apartar a Angulo (también de Guanyar) de Acción Social, el área que ella tenía delegada antes de ser expulsada de Guanyar por adjudicar contratos a una empresa de su entorno.

Respecto al futuro de Echávarri, Belmonte pidió ayer su dimisión. De seguir en el cargo, la edil reclama que el nivel de ética sea igual para todos. «Si él continúa, que me devuelva lo que quitó», apuntó Belmonte, sin competencias y sin sueldo desde 2016.