Un recorrido por oficios históricos a través de una exposición de bicicletas clásicas que está abierta al público en la ciudad de Alicante hasta el próximo viernes. La muestra, ubicada en las instalaciones de la antigua estación de autobuses con motivo de la Semana de la Movilidad, cuenta con una treintena de «dos ruedas» propiedad de Pepe Vidal, un coleccionista de Castalla que tiene la otra mitad de sus ejemplares en una exposición en un castillo en Alcalá del Júcar (Albacete). «No tienen precio, es una cuestión sentimental. Las bicis, por sí solas, no tienen el mismo valor que todas juntas», explica el coleccionista alicantino, reticente a la hora de concretar el precio de unos ejemplares que lleva casi treinta años coleccionando, desde que sin querer se encontró en Austria con un celerífero, un antecesor de la bicicleta, de origen francés que data de finales del siglo XVIII.

Entre los ejemplares exhibidos algunos destacan por su antigüedad, otros por su aspecto curioso y la mayoría por rememorar oficios que, con el paso de las décadas, han variado tanto que cuesta imaginar a sus profesionales a bordo de esas bicicletas ahora clásicas. Desde ayer y hasta el viernes, en horario de 10 a 15 y de 17 a 20 horas, se puede ver una bicicleta del ejército americano, otra de un carpintero noruego, de un surfero español, de un espartero de la montaña alicantina, de un músico belga, de un taxista de Ámsterdam, de un heladero italiano, de un repartidor británico, de un pescadero gallego, junto a una bicicleta que hacía labores de ambulancia en Croacia (un ejemplar muy antiguo, pero sin fecha concreta), de un niño limpiabotas o de un aficionado al esquí de Andorra. Una de las bicicletas no sólo tiene años, también historia, ya que completó tres Tours de Francia.