Las mujeres en la provincia de Alicante tienen su primer hijo con 30 años. Es la cifra más alta desde que el Instituto Nacional de Estadística comenzó a elaborar registros en el año 1975. Entonces, la edad a la que debutaban como madres las alicantinas era de 24,9 años.

El constante atraso de la edad de maternidad ha provocado que el 15% de las parejas en edad fértil tengan problemas de esterilidad en los países occidentales. En esta constante batalla por vencer al reloj biológico, las clínicas de reproducción asistida están desarrollando nuevas técnicas para que las parejas puedan planificar su paternidad con suficiente antelación.

Una de las más novedosas es la prueba para conocer cuál es la reserva ovárica de la mujer.

«Todas las mujeres nacen con un número concreto de óvulos, determinado incluso antes de nacer. Con los años esos óvulos se van gastando sin posibilidad de que se produzcan más», señala Joaquín Llácer, ginecólogo y co director del Instituto Bernabeu de Alicante.

Determinar cuál es la reserva ovárica es decirle a la mujer aproximadamente cuántos óvulos le quedan. Y es que, según añade Llácer, tener en cuenta sólo la edad para determinar las posibilidades de un embarazo no es un medidor fiable, «ya que el ritmo de pérdida de los óvulos no es el mismo en todas las mujeres, la variabilidad es muy grande».

Poder saber con qué reserva de óvulos cuenta una mujer que desea ser madre ha supuesto un antes y un después para los expertos que trabajan en el campo de la reproducción asistida. Hasta hace poco tiempo, recuerda el director de la Unidad de Reproducción de la Clínica HLA Vistahermosa, José Jesús López Gálvez, «lo único que teníamos claro es que a mayor edad, menos fertilidad. Pero al hacer los tratamientos de reproducción asistida veíamos que algunas mujeres respondieran muy bien y otras no, porque nos centrábamos en la edad de la paciente y esto no es suficiente».

Para determinar la reserva ovárica, las clínicas de fertilidad emplean dos técnicas de manera simultánea.Por una parte, a través de una ecografía vaginal el tercer día del ciclo, «se pueden determinar el número de folículos que hay en los ovarios y a partir de ahí calcular cuál es la reserva ovárica», explica Carmen Avilés, ginecóloga en la Unidad de Reproducción de la Clínica HLA Vistahermosa, centro que actualmente está llevando a cabo una campaña para realizar de manera gratuita estudios sobre la reserva ovárica.

La ecografía se complementa con un análisis de sangre para medir la denominada hormona antimulleriana, que segregan estos folículos. Cuánto más alta es esta hormona, mayor es la reserva.

De momento este tipo de pruebas son orientativas y no ofrecen una edad concreta a la que las mujeres perderán toda su reserva ovárica. Tampoco miden la calidad de los óvulos que le quedan a una mujer. Cuanto mayor es la mujer, de peor calidad son los óvulos y por tanto hay más posibilidad de sufrir abortos o de tener hijos con malformaciones o enfermedades genéticas.

Con todo, las pruebas para determinar la reserva ovárica son una buena opción para que la mujer pueda planificar su maternidad y optar, si ella lo estima, por congelar sus óvulos en caso de que quiera posponer su maternidad y no tenga una elevada reserva ovárica.

También para poder programar con mayores garantías de éxito un tratamiento de fertilidad. «A los médicos nos ayuda para calcular mejor la dosis de medicación y a la mujer para saber si su reserva es tan baja que aunque vaya a someterse a un tratamiento de reproducción asistida, este no tendrá resultado y es mejor recurrir a una donación de óvulos», señala López Gálvez. Y es que, según recuerda el responsable de la Unidad de Reproducción de la Clínica HLA Vistahermosa «con una reserva ovárica baja no se puede reclutar un número necesario de óvulos para un tratamiento».