Los problemas que a nivel internacional está habiendo con el abastecimiento de la vacuna para adultos frente a la hepatitis B ha obligado a la Conselleria de Sanidad ha priorizar los grupos de población a los que se administrará esta vacuna. Hasta el momento, los criterios eran bastante amplios y se administraba en general a quienes potencialmente podían enfrentarse a situaciones de riesgo de contraer la enfermedad.

En este sentido, ha hecho llegar una circular a los médicos en los que se recoge por orden de prioridad cuáles quienes podrán recibir esta vacuna. Se dará prioridad, en este sentido, a las personas que ya hayan tenido una exposición de riesgo, bien por agresión sexual, por accidente biológico o por pinchazos y cortes con material potencialmente contaminado.

Propone, además, valorar la vacunación en las personas en las que concurran factores de riesgo de infección por el virus de la hepatitis B, según la disponibilidad de vacunas y un orden de prioridad detallado en un documento en el que se recogen 12 grupos de personas candidatas a recibir la vacuna.

En ella figuran los pacientes en prediálisis y diálisis, los enfermos de VIH, las personas trasplantadas, quienes se inyectan drogas o aquellas personas diagnosticadas recientemente de una infección de transmisión sexual.

Los sanitarios con riesgo de exposición a sangre o derivados y fluidos corporales potencialmente contaminados también recibirán la vacuna de la hepatitis B. Antes de recomendar la vacunación, señala la Conselleria de Sanidad, «se evaluará el estado inmunitario de la persona, revisando su historia de vacunación».

Sanidad tampoco considera prioritario, mientras dure este problema de desabastecimiento, que se inmunice frente a la hepatitis B a quienes hacen piercing o tatuajes. Estos problemas de abastecimiento no afectan a las vacunas que se administran a los bebés a los 2, 4 y 11 meses.

Según señala el Ministerio de Sanidad en su página web, en la actualidad existe un problema internacional de suministro que afecta fundamentalmente a la vacuna de adultos y que está relacionado con problemas de producción de las compañías farmacéuticas. Desde que se inició la vigilancia de la hepatitis B en España, la enfermedad ha presentado una tendencia global descendente, pasando de una incidencia próxima a 3 casos por 100.000 habitantes en 1997 a 1,21 casos por 100.000 habitantes en 2015 con 561 casos notificados.