«Por muchas calles ya empieza a oler la basura acumulada y los clientes se quejan. Espero que a lo largo del día vengan y recojan todas las bolsas y la suciedad». Así se lamentaba ayer un camarero de un bar en la calle San Pascual, que da al claustro de San Nicolás, en cuya esquina se acumulaban kilos de basura sin recoger tras la huelga del servicio de recogida y limpieza que comenzó el pasado viernes.

El Casco Antiguo fue una de las zonas más afectadas de Alicante por los paros parciales que han llevado a cabo los trabajadores de UTE Alicante que piden una subida salarial del 1,6%, más personal y que la empresa anule las sanciones de empleo y sueldo a ocho miembros de la plantilla originadas durante la huelga de celo de las últimas semanas.

Pero no fue ni mucho menos la única. El Portal de Elche y la calle Bazán, también en el centro, las avenidas de Alcoy y de Novelda y barrios como San Nicolás de Bari, Carolinas o El Pla también despertaron con los contenedores a rebosar y basura apilada junto a ellos llegando incluso a dificultar el paso a los viandantes en algunas calles.

Tampoco se libraron en la zona del Golf y en la playa de San Juan. Otras zonas del centro de la ciudad como la Explanada, la Rambla, Doctor Gadea, la calle del Teatro o la plaza de la Montañeta empezaron el día con normalidad.

Los empleados de la concesionaria han estado realizando paros de una hora al comienzo de cada turno, por lo que durante el fin de semana se han ido acumulando desperdicios pese a que ayer los paros habían finalizado a la espera de que se resuelva el conflicto a lo largo de esta semana. Si no es así, residentes y turistas volverán a sufrir las consecuencias el próximo fin de semana y así indefinidamente si no se llega a un acuerdo.

«No es agradable visitar una ciudad así, hay zonas por las que hemos estado que huelen bastante mal», explicaba Linda Welden, una turista escocesa mientras su marido asentía. Se refería al entorno de la Concatedral de San Nicolás, por donde habían dado una vuelta antes de hacer un alto en el Portal de Elche, donde volvieron a toparse con más basura apilada.

Aunque algunos visitantes como la sevillana Dolores Guerrero y su grupo se mostraron más comprensivos con la situación y las demandas de los trabajadores. «Algo tendrán que hacer si no están conformes con su salario, es normal si sus reivindicaciones son justas, pero esperamos que lleguen a una solución lo antes posible», afirmó.

También esperan una pronta solución los hosteleros, uno de los colectivos más afectados sobre todo teniendo en cuenta la afluencia a las terrazas. «El problema es que por esta zona ya de por sí faltan contenedores y vecinos y bares acaban tirando la basura en la esquina. Pero ya con la huelga la cosa se agrava y los más perjudicados son los turistas», argumentó Marcos Mantica, camarero en el casco antiguo.

Y es que, según pudo comprobar este periódico, caminar por el entorno de San Nicolás ayer era hacerlo esquivando restos de todo tipo tirados por las esquinas y ver a repartidores de productos de los bares y restaurantes sorteando bolsas de basura para llegar a su destino.

A Lourdes Rosado, vecina de Carolinas, la situación le parece «muy mal». «No sé muy bien cuál es el problema pero caminar por la calle y ver toda esta porquería por ahí no es muy normal», criticó.

Antes de la huelga la limpieza viaria ya estaba considerada por los vecinos como el principal problema de la ciudad. Y a esta circunstancia habría que añadir los problemas con las ratas que se han producido a lo largo del mes de agosto en el casco histórico, en las inmediaciones del barrio de San Nicolás de Bari y en la zona norte, que la acumulación de desperdicios no hace sino agravar.