«Me acaban de pagar un curso de formación de un mes en Reino Unido y ahora me echan a la calle, no le veo lógico», lamenta Mariló Aparicio. Esta malagueña se quedará fuera de la bolsa de empleo tras quince años recorriendo la Comunidad desde el pueblo más al norte de Castellón hasta la Vega Baja, donde ha impartido clase estos últimos años. «Lo más gracioso es que yo he llegado a impartir valenciano a niños en Infantil hace años pero ahora sólo cuenta el título y la experiencia no vale nada», critica. No lleva ya la cuenta de las veces que se ha presentado al examen del Mitjà sin superarlo. «El nivel es inhumano, incluso gente valencianoparlante suspende, y una vez que llegué a pasar el escrito poco más o menos que se rieron de mí en el oral», dice con su acento andaluz. Eso sí, está decidida a seguir luchando en los tribunales y a darse de baja del STEPV tras diez años afiliada.