La familia Yousef llegó a Alicante a mediados de agosto buscando en el mar Mediterráneo una terapia para su hijo de siete años Ahmed, quien sufre una parálisis cerebral desde que nació. Cada día, cuando cae el sol, acuden a la playa del Postiguet para que el pequeño se bañe en el mar y mueva los brazos y las piernas, entumecidos debido a la falta de movimiento.

Su estancia en la ciudad estaba siendo tranquila para esta familia de refugiados sirios que reside desde 2015 en Alemania, hasta que en una de estas tardes alguien robó la silla de ruedas de Ahmed. Sus padres la habían dejado en el paseo del Postiguet para no meterla en la arena y cuando fueron a buscarla cerca de las diez de la noche, había desaparecido. Sin conocer el idioma ni la ciudad, se sintieron perdidos.

Pero la casualidad y la solidaridad guardaban un final feliz para los Yousef. La casualidad, porque en la zona a la que acuden todos los días a bañarse trabaja cuidando los hinchables que hay frente al hotel Meliá Yassine, un joven marroquí que lleva años viviendo en Alicante y quien había coincidido algunos días con la familia. «Cuando me contaron el problema llevaban tres días bajando al niño en brazos desde Virgen del Remedio en autobús. Estaban agotados, pero no sabían qué hacer ni a quién acudir».

A Yassine se le ocurrió entonces llamar a Cruz Roja para pedir ayuda y aquí es donde entra en juego la solidaridad de la institución y la rapidez con la que se movió Elcira Contreras, una veterana voluntaria. «En cuanto recibimos la llamada me puse a buscar una silla para esta familia y en poco tiempo la conseguimos. La cargamos en una de las furgonetas y a través de Yassine quedamos con la familia. Se la llevamos a la playa y fue emocionante».

Omar Yousef, el padre, no sabe cómo agradecer el gesto que ha tenido Cruz Roja con su hijo pequeño. «Ha sido una gran ayuda para nosotros porque desde que sufrimos el robo nos costaba mucho ir cada día a la playa y nuestro hijo necesita bañarse a diario para progresar en su enfermedad».

Los Yousef, que tienen otros cinco hijos mayores, son profesores y en 2015 salieron huyendo de Damasco y de la guerra que asola Siria desde hace más de seis años. La falta de dinero les impide llevar a su hijo pequeño a sesiones de fisioterapia para que pueda mejorar de la parálisis que padece. «El médico nos aconsejó entonces que le bañáramos en el mar, por lo que vinimos a casa de unos familiares que viven en Alicante». La estancia en la ciudad, añade el padre, «le ha sentando muy bien, mueve mucho mejor las piernas y las manos».

Yousef ha podido disfrutar de la silla de ruedas durante lo que le quedaba de estancia en Alicante. En Alemania, la familia expondrá su caso a las autoridades para intentar conseguir otra silla de ruedas a través de los servicios sociales, que financian este tipo de ayudas para las personas con movilidad reducida.