Las tarimas de toda la zona repletas de tablones rotos, «remendados» o, directamente, inexistentes, donde el paseante se encuentra con peligrosos agujeros bajo sus pies que pueden provocar una caída a la mínima; las supuestas zonas verdes, tanto las situadas a ras de suelo como las ubicadas en maceteros, sin césped o con plantas secas; el entorno de la práctica totalidad de las papeleras, lleno de restos adheridos al suelo que evidencian la falta de una limpieza a fondo; los bancos, con grafitis en la madera o con escritos de diferente naturaleza sobre el cemento; las banderas, tanto de España, de la Comunidad y del Puerto, hechas trizas a la entrada oficial al recinto Volvo; escaleras sin barandillas y con tablones a los lados donde los clavos están fuera de sitio, al fácil acceso de cualquier niño; farolas rotas, que además de no iluminar presentan una imagen de absoluto abandono... Y luego está el óxido, que es visible en multitud de puntos a lo largo de todo el entorno de la Zona Volvo, ya sea en el símbolo más reconocido del paseo volado -las palmeras diseñadas como puntos de sombra- o en las puertas que marcan la entrada al espigón de los hoteles. Pero no sólo estos puntos están lejos de presentar la imagen deseable, sino que además el tramo de rocas situado al inicio del citado paseo volado, justo al término de los dos establecimientos hoteleros de la zona, llevan meses llenas de algas, que también son apreciables en el agua, donde el habitual azul del mar ha pasado a teñirse de una tonalidad marrón.

Así se encuentra el entorno de la Zona Volvo a seis semanas de que el village abra sus puertas y a menos de dos meses de que las embarcaciones participantes en la regata zarpen desde el puerto alicantino. Durante esas dos semanas de octubre, miles de personas llegarán hasta Alicante para disfrutar del evento deportivo, al margen de los participantes en una prueba deportiva que dará la vuelta al mundo hasta llegar a La Haya a finales de junio de 2018.

Y es que por cuarta edición consecutiva, el Puerto de Alicante será testigo de la salida de la Volvo Ocean Race. Sin embargo, resulta sorprendente que el espacio que acogerá la frenética actividad durante dos intensas semanas presenta a día de hoy una imagen de abandono que critican los habituales de la zona y, también, desde el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento, quienes exigen a la Autoridad Portuaria -propietarias de los terrenos- y al Ayuntamiento de Alicante que tomen medidas de carácter inmediato para intentar adecentar unos accesos a la Zona Volvo por los que transitarán miles de personas en apenas un mes y medio. Fuentes de la Autoridad Portuaria aseguran que tienen previstas actuaciones para mejorar la imagen de ese entorno, asegurando que los trabajos necesarios se llevarán a cabo desde la propia entidad pública o, en algunos tramos, por parte de la empresa que explota servicios en el puerto alicantino.

Al margen de la imagen de abandono de la Zona Volvo, el entorno del Puerto presenta imagenes, cuanto menos, curiosas. Entre ellas, un mapa situado a la altura de la plaza del Mar, muy cerca del lugar en el que se ubicó el controvertido reloj de la Volvo, que supuestamente indica el camino a seguir para llegar al museo de la Volvo. Sin embargo, si el turista sigue las flechas del mapa, en lugar de ir camino al muelle 10 de Levante, puede acabar cerca de la estatua de Canalejas, a más de un kilómetro de distancia.