Hace sólo diez años que te diagnosticaran un melanoma con metástasis era sinónimo de muerte en poco espacio de tiempo. Recientemente, en uno de los muchos congresos oncológicos que se celebran en España, los especialistas tuvieron la oportunidad de conocer a un chico al que le fue diagnosticada la enfermedad hace ya cinco años, lo que los oncólogos denominan un largo superviviente de cáncer.

Este caso, impensable hace una década, es posible gracias a la inmunoterapia, que está revolucionando el tratamiento de la enfermedad y que para muchos especialistas supone un hito mayor que el desarrollo en la década de los 40 de la quimioterapia en el tratamiento contra el cáncer.

A diferencia de los tratamientos convencionales, como lo quimioterapia o la radioterapia, la inmunoterapia no se dirige a destruir las células del tumor, sino que su acción es la de estimular el sistema inmunitario del enfermo para que sea éste el que ataque y destruya el tumor. De ahí algunas de sus grandes ventajas, «son tratamientos muy específicos, ya que el sistema inmune reconoce las células anormales del tumor y no las sanas, limitando de esta forma la toxicidad», señala Nieves Díaz, jefa de Oncología de los hospitales de Sant Joan y la Marina Baixa. Otra ventaja es la memoria del sistema inmune «que le permite seguir reconociendo el tumor» con el paso del tiempo.

Según explica Bartomeu Massuti, jefe de Oncología del Hospital General de Alicante, los fármacos comercializados en la actualidad en España, y de uso habitual ya en los hospitales de la Comunidad Valenciana, son tres, indicados para el melanoma maligno, el carcinoma broncopulmonar y el carcinoma renal. Además, «existen resultados positivos para estos fármacos en otros tumores y es un tratamiento que podría considerarse transversal». Estos medicamentos son de elevado coste y en la Comunidad Valenciana están sujetos a la aprobación individualizada por parte de distintos comités.

En el tratamiento del melanoma es donde se están dando los resultados más sorprendentes, como señala Nieves Díaz. «Hasta hace poco tiempo era impensable que un paciente con melanoma y metástasis viviera más de cinco años. Actualmente, el 25% de los enfermos con este diagnóstico son ya largos supervivientes. Aún no se puede hablar de que estén curados, porque no ha pasado el tiempo suficiente, pero estamos en un momento esperanzador».

Recientemente también se ha probado la efectividad de estas terapias para el cáncer de vejiga, el quinto más frecuente en España. Según los resultados publicados por la revista The New England Journal of Medicine, el porcentaje de pacientes que responden al tratamiento es del 21% entre los que reciben inmunoterapia frente al 11% en el grupo de quimioterapia.

Los primeros resultados esperanzadores para los enfermos que comenzaron a ser tratados con estos nuevos fármacos, en concreto en el caso del melanoma, llegaron en el año 2010 y durante este tiempo las indicaciones de la inmunoterapia no han dejado de incrementarse. Tanto, que a lo largo de este año, señala Nieves Díaz, «esperamos que este tipo de tratamientos tenga indicación en más de media docena de neoplasias».

En este sentido, el pasado mes de febrero comenzó a probarse en los primeros cinco pacientes la primera inmunoterapia contra el cáncer desarrollada íntegramente en España por una «start-up».

El fármaco, que se está ensayando en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y la Clínica Universidad de Navarra, está enfocado al tratamiento de tumores sólidos de mal pronóstico, que puedan palparse o de los que se pueda obtener relativamente fácil una biopsia como, por ejemplo, algunos tipos de cáncer de mama o de melanoma metastásico.

El servicio de Oncología del Hospital General de Alicante también participa actualmente, a través de distintos ensayos clínicos, en el desarrollo de nuevos fármacos de inmunoterapia.

Obstáculos

Sin embargo, la inmunoterapia no está libre de inconvenientes. El primero es que puede tardar un tiempo en desarrollar su efecto, ya que el sistema inmune necesita prepararse para hacer frente al tumor, lo que puede limitar su aplicación en aquellos pacientes con tumores muy agresivos o de crecimiento rápido.

En otras ocasiones, las células del tumor no son muy distintas de las células normales o no son bien reconocidas por el sistema inmunológico. En este sentido, los tratamientos no son eficaces en todos los pacientes ni para todos los tumores, «por lo que la identificación de factores predictivos de selección de los pacientes constituye una prioridad», señala Bartomeu Massuti.

Otra de las líneas fundamentales de investigación se encamina «a cómo combinar estos tratamientos entre ellos y con otros tratamientos para el cáncer, de manera que mejore los resultados», señala Nieves Díaz.

Y aunque los tratamientos con inmunoterapia, que se administran de manera intravenosa, son mejor tolerados que la quimioterapia, estos no están exentos de efectos secundarios. Unos efectos que vienen derivados de una estimulación del sistema inmunitario que puede llegar a confundir los órganos y tejidos propios como ajenos y desarrollar una inflamación de los mismos. Aunque estos efectos secundarios se pueden dar hasta en la mitad de los pacientes tratados, señala la doctora Díaz, «en pocos casos son de la intensidad suficiente para requerir tratamiento o suponer una amenaza para el enfermo».

Erupciones cutáneas, picor, diarrea, alteraciones hormonales o inflamación de hígado o pulmones son las alteraciones más frecuentes.