Morti tiene menos de un año y cuando su «rescatadora», María Neboda, se lo llevó a casa le empezó a alimentar con pienso para patos. Debió gustarle porque comenzó a ganar más peso del recomendable para su edad. María dice que cuando le ocurre esto a los patos las plumas crecen muy rápido y se les deforman las alas, así que en cuanto «se deja» le pone un jersey para evitarlo. También lo saca al patio «porque son animales muy sucios» y se lo ha llevado al apartamento de su abuela en la playa de San Juan.