El concejal de Seguridad, el socialista Fernando Marcos, aseguró ayer que la Policía Local «no puede sancionar a la gente que habla por la calle», pese a que el tránsito de personas por las zonas más céntricas de la ciudad durante los meses de verano provoque un aumento del ruido registrado por los sonómetros instalados este año por el Ayuntamiento en los lugares más concurridos.

«En una ciudad turística como Alicante, no podemos pedir a la gente que no hable por la calle. Es normal en verano, a las 7 de la tarde, que se superen los niveles», apuntó ayer el edil de Seguridad, Fernando Marcos, quien añadió que los agentes de la Policía no pueden perseguir estos comportamientos: «No pueden sancionar a la gente que hable fuerte por la calle. Sí puede multar a las charangas o a los locales que no cumplen con la normativa, por ejemplo dejando la puerta abierta, pero no a la gente que habla».

El edil Marcos responde así a las críticas de un colectivo vecinal compuesto por once asociaciones que califica de «desmadre» el control de los veladores desde que se desmanteló hace medio año la brigada policial responsable de la Ocupación de la Vía Pública. «Las infracciones que se cometan se siguen persiguiendo.

De hecho, la Concejalía de Urbanismo sigue dando órdenes a la Policía Local cuando considera necesaria una intervención contra algún velador», apuntó ayer Marcos, quien sostiene que la vigilancia ha aumentado este verano tras la contratación de una treintena de agentes para la unidad de la Policía Turística, que se ocupa de patrullar las zonas más frecuentadas de la ciudad, como el entorno de Castaños, uno de los focos de ruido más denunciados por los vecinos del centro. Según el Ayuntamiento, este verano se han inspeccionado 141 veladores y se han abierto 21 expedientes.

Los vecinos, en boca de José María Hernández Mata, afirman que «lo normal son 45 decibelios y se está en unos 70 decibelios todos los días, por lo que se sobrepasa» lo que marca la ley. «La situación es un auténtico desmadre en algunos puntos de Alicante. En el centro tradicional -continúa el representante vecinal- es un escándalo, con una organización del espacio público hecha de forma exagerada y cutre, gracias a la ordenanza que nos endosó el PP».

Los sonómetros instalados este año en puntos céntricos de Alicante registran valores que rozan el nivel rojo de saturación acústica. Por ejemplo, este pasado lunes a las 19 horas, el medidor situado en Gabriel Miró rondaba los 70 decibelios, frente a los 65 de Castaños o los 73 de San Cristóbal.