Una caída generalizada de temperaturas de diez grados de media; la mínima más baja en la capital alicantina desde el año 2000 tras semanas de noches tropicales en las que no se podía dormir; 9 grados en zonas de montaña y 13 en Pinoso; más de cien litros de lluvia por metro cuadrado en Xàbia y 97 en Dènia; tormentas eléctricas con más 24.100 rayos en una noche entre las costas alicantinas y de Ibiza; y microtornados más propios de la franja subsahariana.

El clima en la provincia en agosto se ha convertido en una montaña rusa: hoy vuelven a subir los termómetros tras quedar ayer las playas vacías, algunas partidas por las tormentas, como Les Deveses en Dénia o Granadella en Xàbia; barrancos en la comarca de la Marina Alta que han arrastrado suciedad y escombros; y desperfectos en la Albufereta de Alicante, donde el mar se ha comido la arena, y en El Campello. ¿Es un episodio aislado? Más bien al contrario. La provincia tendrá que acostumbrarse a estas bruscas alteraciones en plena temporada alta turística.

«Estamos asistiendo al cambio en el patrón climático en nuestro territorio. Un clima menos confortable y más extremo, con abundancia de noches tropicales y fenómenos violentos como microtornados o tormentas convectivas que dejan mucha lluvia en apenas unas horas. Son las consecuencias de una atmósfera más cálida.

Los fenómenos son más rápidos, violentos. Los cambios de tiempo y temperatura más bruscos», explica el director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina. En definitiva, añade, una pérdida de la regularidad climática.

El episodio que acabamos de dejar atrás lo causaron la instalación de aire frío en las capas altas de la atmósfera sobre el litoral mediterráneo y el viento de noreste (gregal) que favoreció la entrada de aire muy cálido sobre el mar, el cual está a 30 grados en estas fechas.

«El resultado ha sido la formación de núcleos muy activos de tormenta que descargaron chaparrones intensos en pocos minutos». Las temperaturas han caído en 10 grados desde el martes y pasamos la primera noche desde mediados de junio sin sufrir mínimas tropicales. El termómetro marcó por debajo de los 20 grados en casi toda la provincia.

Los campos han acogido muy bien las precipitaciones de agosto, como indica Eladio Aniorte, presidente de Asaja-Jóvenes Agricultores. «Ha sido un bálsamo, una bendición. En la zona de Elche, Almoradí, Catral y Callosa ha llovido fenomenal, no ha caído piedra, que es lo importante».

Según dijo, el agua le viene bien a la alcachofa, que se está plantando ahora; a los huertos de granada «porque el sol los estaba quemado» y a los cítricos «que estaban sufriendo por la sequía y el calor tan fuerte de las últimas semanas».

En Alicante, ahora toca arreglar la Albufereta, playa que volvió a perder arena por el arrastre de lodos y todo tipo de residuos vertidos por el barranco del Juncaret al mar. El Ayuntamiento y la empresa de limpieza prepararon un dispositivo especial para anoche con la intención de acondicionarla y reabrirla hoy, a la espera de una solución definitiva.

Asimismo, enviaron a la empresa de control de plagas a la playa del Tiro de Pichón, donde aparecieron ratas y basura. Ambas playas se cerraron al baño por la mañana. El Ayuntamiento mandó asimismo a un policía local al barranco de las Ovejas por quejas vecinales sobre aguas fecales que no fueron finalmente certificadas.