Es la una del mediodía de una semana bochornosa cuando Judith y Lidia pasan el sábado ingresadas en una de las habitaciones de la planta tres del Hospital General de Alicante. En la calle, la temperatura sobrepasa los treinta grados; mientras que en el interior de la estancia, y tal y como indica el termómetro que una de ellas ha traído de casa, el calor consigue colarse hasta alcanzar los veintinueve. Aunque parezca que no, el aire acondicionado está encendido, pero su poca potencia no consigue bajar la temperatura.

Judith Martínez lleva once días ingresada en Ginecología maternal. Si todo sale según lo previsto, conocerá a su pequeño dentro de poco más de un mes, el diecisiete de septiembre. Hasta entonces tendrá que pasar los días en una de las habitaciones que se encuentran próximas al final del pasillo. Desde allí, y tras haber publicado un post que ha causado revuelo en las redes sociales, critica las condiciones en las que se encuentra: «Me he tenido que traer hasta un ventilador de casa para no asarme, estamos todo el día rondando los treinta grados».

El problema, según uno de los técnicos que ha pasado por la habitación para buscar una solución, no es una avería puntual reparable. «El chico de mantenimiento ha venido ya cuatro o cinco veces. Pone el termoestato al máximo, pero la situación no cambia. Nos ha dicho que el aparato no da para más, que si no se cambia no hay forma de que funcione correctamente», cuenta Martínez.

En otra de las camas, y con la mirilla de otro ventilador apuntando, reposa Lidia Hipólito, quien explica que el problema de la temperatura en planta se puede considerar «leve» en comparación con la del paritorio. «Estuve cuatro horas asándome en la sala de dilatación a más de treinta grados. No es solo opinión mía, la matrona salió el otro día contando que su compañero estaba sudando a chorros», explica la joven paciente.

Al fondo del pasillo, la acompañante de una mujer mayor que se encuentra también ingresada, deja la puerta abierta para conectar con el pasillo, donde el aire sí que funciona correctamente. «Ahí fuera sí que se nota que hace un poco más de fresco, pero aquí en la habitación no hay nada de nada. Tenemos que estar todo el día con el abanico, si no no hay forma. Hace mucho calor aquí», cuenta la acompañante.

«Los aparatos están preparados para soportar hasta el 50% de aumento de las temperaturas, y en estos días estamos superándolas. Se ha cambiado el aire de Urgencias y la dirección del Hospital nos ha trasladado que poco a poco irán revisando y cambiando los que se consideren», explicó ayer Rosa Queijas, delegada sindical de UGT en el Hospital General de Alicante.