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La clínica del H2O

El nuevo laboratorio de Aguas de Alicante realiza más de 30.000 análisis al año para garantizar que lo que bebemos tiene una garantía sanitaria total

La clínica del H2O

Tiene fama de dura pero en realidad es «semidura o semiblanda», fruto de la mezcla de tres fuentes: los canales del Taibilla, los acuíferos de Villena y las desaladoras, tipología que ahora en verano se inyecta en mayor cantidad para atender el aumento de la demanda. Así es el agua que bebemos en Alicante, San Vicente, Sant Joan, El Campello, Petrer y Monforte del Cid, localidades en las que el suministro de este recurso vital es gestionado por Aguas de Alicante, que analiza en su moderno laboratorio más de 50.000 parámetros al año que garantizan no sólo que es apta para el consumo sino que tiene «una calidad sanitariamente perfecta a nivel analítico».

En este laboratorio de 500 metros cuadrados con tecnología de última generación, espectrofotometría y cromatografía de gases, dirigido por expertos que atesoran una experiencia de más de 25 años en análisis de aguas, entran muestras a diario tomadas en distintos puntos de la de red de agua, en los depósitos, pozos, hidrantes y fuentes de los seis municipios. Pero también en los acuíferos de Villena y en el parque La Marjal de la Playa de San Juan, donde se acumula la lluvia en caso de precipitaciones importantes para evitar riadas.

Un equipo de trabajo sale a las siete de la mañana de lunes a sábado a tomar las muestras en los distintos municipios -los domingos hay personal de guardia para atender posibles eventualidades- y después las entregan, en envases y selladas, para su examen. Al año, entran más de 10.000 muestras a examinar, de ellas la mayoría, unas 8.000, de agua potable, y el resto de residuales o regeneradas. Se descartan aquellas muestras en las que se detecta alguna anomalía.

Con ellas se realizan en el laboratorio más de 50.000 análisis, la mayoría, más de 30.000, de agua potable, y el resto de residuales, regeneradas, control de vertidos, sedimentos, fangos y lixiviados, que también pasan por los microscopios. Para evitar contaminación de pruebas, las muestras «ciegas» se codifican en envases diferenciados, se etiquetan y van a secciones diferentes para su cultivo. La empresa destaca que el personal está cualificado y que se destinan cuadrillas distintas a tomar muestras de potable, residuales y vertidos.

¿Y qué se busca en el agua potable? De todo. La sección de Análisis Microbiológico que dirige la doctora Carmen Moreno «investiga» si hay contaminación microbiológica en el agua: virus, bacterias coliformes -cuya presencia indicaría que un pozo está contaminado con excremento o desechos de alcantarillas-; cólera, eso sí, de forma puntual y preventiva; legionela en las fuentes y redes de agua potable; y salmonela. Pero no sólo se buscan, para descartarlos, focos de enfermedades, que hasta ahora, en las miles de pruebas hechas, no se han detectado, como confirma el jefe del Departamento de Calidad del Agua y director del Laboratorio, David Ribes. También se examinan otros parámetros físicoquímicos como la turbidez, el ph, la conductividad y el grado de cloración, gracias a la moderna tecnología del área de Análisis Físico-Químico. Isabel de Blas, como jefa de laboratorio, coordina el trabajo del día a día, ya que de ella dependen técnicos y analistas. «Es la sección más sofisticada, el corazón del laboratorio, donde se hacen pruebas de espectrofotometría y cromatografía de gases, lo más novedoso, que permiten detectar plaguicidas, compuestos orgánicos clorados y otros microcontaminantes. Se analizan todos los metales pesados que pueda haber en el agua, compuestos orgánicos volátiles que en microgramos pueden estar pero que en una concentración elevada son perjudiciales», explica Ribes.

«¿Por qué este laboratorio? Para cerrar el círculo. Aguas de Alicante lleva la captación, distribución, almacenamiento, telemando, área de cliente, conservación, depuración... Faltaba la vigilancia y el control de la calidad de las aguas que suministramos y tratamos, desde potables a residuales o regeneradas, es decir, el ciclo integral». Una tarea que realizan desde hace unos seis meses en este laboratorio situado en la comarca de l'Alacantí. En lo que respecta a las aguas residuales, se analizan una docena de parámetros, entre ellos la carga orgánica, la toxicidad y los hidrocarburos, aceites y grasas. Y gestionan un plan de control de vertidos con toma de muestras en los polígonos industriales para vigilar que se cumplan las ordenanzas.

«Tenemos la tecnología más avanzada en tratamiento de aguas porque los equipos van más allá de lo que exige la propia legislación vigente. Nos hemos adelantado». Este laboratorio cuenta con un sistema de alerta para que jamás se pase por alto una muestra de agua que incumpla un parámetro. «Si se detecta se comunica al responsable gracias a una alerta permanente. Aunque hasta ahora no hemos tenido ninguna incidencia con el agua suministrada ni incumplimientos en parámetros de calidad, tal y como se constata con las inspecciones realizadas por el centro de Salud Pública de Alicante».

La compañía pone a disposición del ciudadano a través de su página web las analíticas completas más recientes de un agua, la de Alicante que, guste más o menos por su sabor, aporta un porcentaje significativo de la ingesta diaria recomendada de calcio y magnesio, lo que puede prevenir patologías.

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