La presidenta de la Diputación, Luisa Pastor se había plantado ante el Consell y el Ministerio de Agricultura y exigía al Gobierno que la reanudación el trasvase Júcar-Vinalopó no se quedara sólo en el envío de un caudal de socorro desde el Azud de la Marquesa que, según los técnicos de la comisión provincial del agua, no garantiza ni el regadío de las hortalizas, ni el consumo urbano de unas 400.000 personas del Alto y Medio Vinalopó. Pastor no se arruga y sigue reclamando que se construya la toma de Cortes de Pallás, la única que puede resolver por completo, mediante concesión y en su caso adquisición de agua, el problema de la sobreexplotación de los acuíferos y el abastecimiento del Vinalopó. Pastor cuenta con el respaldo de la Junta Central de Usuarios y de los institutos Interuniversitario de Geografía, y del Agua de la Universidad de Alicante. El primero, dirigido por el catedrático Antonio Rico y el exrector Antonio Gil Olcina tiene claro que la toma del Azud de la Marquesa sólo puede resolver el problema en situaciones de emergencia como la actual, pero a un coste «francamente elevado y por completo inasumible para los agricultores si no es subvencionado, porque el precio de la elevación del agua asciende a 3,2 kw/hora el metro cúbico, frente al 1,3 euros que supone captar el agua en Cortes de Pallás», según Antonio Rico.