Aunque la situación de degradación a la que ha llegado el cauce del Barranco de las Ovejas se ha producido por la paralización de unas obras responsabilidad de la Conselleria de Agricultura, lo cierto es que la responsabilidad de la limpieza del barranco es de la Confederación del Júcar, según recordó ayer el concejal Andrés Llorens en una entrevista en la Ser. Una indolencia, la Confederación, que es palpable en otro de los barrancos del municipio, el de Agua Amarga, convertido en una selva al no limpiarse desde hace ya tres años junto a la factoría de la multinacional Alcoa y la Oficina de Armonización del Mercado Interior (Oami).

Las cañas, los matojos y la suciedad acumulada en el barranco de Agua Amarga suponen un peligro en caso de gota fría por el riesgo de taponamiento en los puentes, y el propio desbordamiento el agua de su cauce, tal como sucedió en 1982, fecha trágica en la memoria de todos los alicantinos por las inundaciones que sufrió el barrio de San Gabriel y la propia factoría de Alcoa, antigua fábrica alicantina de aluminio. Algo que pudo volver ocurrir en 2009, en otro episodio de lluvias fuertes. El tapón se deshizo a tiempo y no hubo daños.

Un año más el barranco se ha quedado sin limpieza debido a la falta de fondos económicos de la Confederación. Lo peor es que la entidad tampoco ha dejado actuar ni a Alcoa ni al Ayuntamiento de Alicante.