Bartolomé Pérez es el único español integrado como asesor en la Comisión Interamericana para el Control y Abuso de Drogas (CICAD), dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA). El psiquiatra alicantino, y ex director general autonómico de Drogodependencias hasta 2005, señala que «para la OEA, y para Naciones Unidas, es un objetivo que en las Américas se asuma que el adicto es un enfermo y como tal sea atendido en el sistema sanitario en unidades específicas. Y ése es el modelo de la Comunidad Valenciana, es un referente para ellos».

Las funciones de Pérez Gálvez en la CICAD, con sede en Washington, se centran en «el asesoramiento para la creación y desarrollo de sistemas de tratamiento en los países de la OEA. De hecho, lo que les llevó a contar conmigo fue la experiencia que podía aportar tras haber diseñado el modelo de tratamiento asistencial en la Comunidad Valenciana, las Unidades de Conductas Adictivas».

Hace siete años que el psiquiatra alicantino colabora directamente con la Comisión Interamericana, pero antes ya lo había hecho en Chile, República Dominicana, Perú y Costa Rica, especialmente, presentándoles el sistema de tratamiento de las UCA. «En Costa Rica hemos conseguido implantar el modelo y que funcione; a partir de ahí es cuando se intenta exportar a más países. Además, miembros de la CICAD y de la Organización Panamericana de la Salud conocen nuestro sistema porque han estado aquí, han visitado el Hospital de Sant Joan y la Unidad, cómo funciona y los recursos de que disponemos».

El reconocimiento de que los drogodependientes son enfermos, y que las políticas de drogas no deben sustentarse básicamente en la represión y la reducción de la oferta, es el mayor logro que se ha conseguido hasta la fecha, según manifiesta Bartolomé Pérez. «Con la Declaración de Antigua, que presentó el año pasado John Kerry, secretario de Estado de EE UU, la OEA plantea cambiar las políticas de drogas de las Américas. Tras este primer paso, ahora trabajamos para que la gente tenga derecho a la asistencia, porque la mejor terapia es el acceso al tratamiento. Dependiendo de las posibilidades y el sistema de salud de cada país, en unos se pueden establecer sistemas de tratamiento que lleguen a la población y en otros les ayudamos a avanzar».