El Ministerio de Agricultura y Pesca y la Generalitat han prohibido el buceo en aguas de la isla de Tabarca, en concreto a dos millas (unos cuatro kilómetros) de la Llosa, y doscientos de la reserva marina hasta que los buzos de la Armada se desplacen a la zona para desactivar una carga de profundidad hallada el pasado domingo a 29 metros de profundidad. La bomba fue descubierta por miembros de un club de buceo que dieron aviso a la Guardia Civil tras detectar lo que parecía un objeto metálico. Miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) se desplazaron a la reserva y confirmaron que se trataba de una carga de profundidad, posiblemente lanzada por un barco o un avión a un submarino en la Segunda Guerra Mundial, aunque hay que esperar al dictamen de los buzos de la Armada. La Guardia Civil dio parte al Ministerio de Defensa y se está a la espera de que se tome la decisión de desactivar la carga o de detonarla.

La Guardia Civil ha balizado la zona y ha montado un dispositivo de vigilancia permanente para avisar a los barcos que se acercan al ver las luces. El baño no está prohibido y la isla se puede visitar sin problemas pero existe malestar entre los clubs de buceo que no pueden desarrollar su actividad en plena temporada alta turística.

Recordar, por otro lado, que el mar Mediterráneo tuvo también su protagonismo durante la Segunda Guerra Mundial. En 2011, casi 69 años después de que un ataque de la aviación británica hundiera un submarino alemán en aguas de Calp durante la contienda, buceadores de la Fundación Greenwich lograron realizar las primeras fotografías. Según la información facilitada entonces por la Fundación, se trataba de una zona de paso de grandes mercantes por el Mediterráneo, por lo que también era habitual la presencia de submarinos.

El submarino alemán, modelo U77, fue avistado y atacado el 28 de marzo de 1943 por un avión perteneciente al 48 escuadrón británico con base en Gibraltar. Aunque logró dañarlo parcialmente, el submarino se sumergió, por lo que el avión solicitó ayuda a un segundo, un Lokheed A-28 Hanson, que localizó al U77 en la superficie a unas 30 millas al noroeste del primer ataque.

Tras más de una hora de hostigamiento, este segundo avión lanzó cuatro cargas de profundidad que cayeron a menos de cinco metros del sumergible, según consta en el informe redactado por el oficial de vuelo y del que se hacen eco las fuentes de la Fundación. Horas después, y entrada la noche, el comandante del U77 ordenó la evacuación del mismo, bien a través de balsas de salvamento o a nado. De los cerca de veinte marineros que afortunadamente alcanzaron y se agarraron a una de las balsas, sólo nueve pudieron sobrevivir.