Del choque casi permanente, con un continuo cruce de acusaciones durante los últimos años, a una relación de un carácter «más institucional». Ésta ha sido la evolución del trato entre el actual alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, y su antecesora en las urnas, la popular Sonia Castedo, que este pasado domingo volvieron a evidenciar el nuevo cariz de su relación. Fue en el acto convocado por el Ayuntamiento para homenajear al fundado de la unidad canina, el fallecido Sergio Melgares, que a partir de ahora da nombre a un parque situado en el PAU 5, en San Juan.

Castedo, según cuentan los asistentes, estuvo en un segundo plano durante todo el acto, acompañada por su marido y su hija pequeña. De hecho, fue Echávarri quien se aproximó a ella para saludarla, marcando así distancia con el resto de ediles del equipo de gobierno (Marcos o Moreno, entre otros), que ni se acercaron. La conversación, este domingo, fue breve. «Le di las gracias por el emotivo acto en homenaje a Sergio Melgares. Nada más. Él sabe que mientras me respete, tendrá mi respeto», explicó ayer Castedo.

El alcalde, en cambio, prefirió no valorar el encuentro con la exalcaldesa. No obstante, a finales de 2016, Echávarri se arrepintió en público de los reproches que le había dedicado a Castedo en los últimos años. « De mi boca no va a salir una mala palabra hacia una persona que ha ostentado el mismo cargo que yo», dijo entonces en un tono más institucional.