La natalidad ha caído a su valor más bajo en los últimos 15 años tras el nuevo descenso en el número de nacimientos que se produjo en 2016. Los datos difundidos hace unos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE) señalan que durante el pasado año nacieron en la provincia 15.136 niños y niñas, 768 menos que en 2015, después de estar en un ligero estancamiento desde 2013. La citada cifra es prácticamente la misma que la que se registró en 2001, en que hubo 15.177 nacimientos. Entre medias, se llegaron a superar los 20.000 en 2008.

Con ello, puede decirse que en los últimos ocho años se ha desandado todo el camino que se realizó en los siete anteriores en lo que a natalidad se refiere. Y, en este sentido, el cambio en la situación económica y sociodemográfica ha sido determinante. Tras alcanzarse en 1997 un mínimo histórico de 12.811 nacimientos, la situación cambió con la llegada de personas extranjeras con otras pautas familiares -en general, con más hijos por mujer- y con un contexto económico favorable, que permitía afrontar de manera cómoda el tener descendencia. Sin embargo, la coyuntura negativa posterior y el retorno de muchos inmigrantes a sus países de origen ha hecho que la situación cambie otra vez por completo.

A esto se añade el progresivo envejecimiento de la población envejecimiento población y el paulatino aumento de las defunciones, que han reducido el crecimiento vegetativo al mínimo. Todo parecía apuntar que el saldo final de 2016 sería negativo, ya que en 2015 sólo hubo 51 nacimientos más que muertes; sin embargo, el descenso de los fallecimientos durante el año pasado ha hecho que el crecimiento natural se mantenga por la mínima, aunque es probable que se trate tan sólo de una prórroga y que a muy corto plazo ya fallezcan al año en la provincia más personas de las que van naciendo.

Hay varios indicadores que apuntan en esta dirección; el más significativo de todos quizá sea que la tasa bruta de natalidad ha llegado a su mínimo histórico, de un 8,22 por mil. Al mismo tiempo, el volumen de población mayor de 65 años es del 19,9%, y la edad mediana de la población -es decir, superada por la mitad de las personas- es de 42,77 años en los hombres y 44,59 en las mujeres. En estos momentos hay ya 126 personas con más de 65 años por cada 100 que no llegan a los 16.

Esos dos grupos de edad, a partir de los cuales se saca lo que se conoce como tasa de dependencia -población inactiva, de alguna forma-, suponen ya más de la mitad del total de habitantes de la provincia. Por ello, a medio plazo se plantea un grave problema demográfico, al haber menos personas en edad laboral y en condiciones de sostener todo el sistema.