La provincia de Alicante se enfrenta al verano más complicado en materia de riesgo de incendios de al menos los últimos seis años. La vegetación acumulada tras las intensas lluvias del invierno, los árboles caídos y el abandono de los campos propician que el conjunto de comarcas se hayan convertido en un polvorín, que obliga a los medios de prevención y extinción a estar en máxima alerta. Parajes naturales tan valiosos como la Font Roja, Mariola, la Serra Gelada, el Montgó, el Maigmó, el Hondo o la Sierra Escalona se encuentran expuestos.

Tras cuatro años de sequía, las tan esperadas lluvias, caídas en forma de temporal este pasado invierno, han tenido un efecto contraproducente. Y es que la vegetación desarrollada con mayor virulencia de lo habitual se ha convertido ahora, con la llegada del verano y tras meses de ausencia de precipitaciones, en un peligroso combustible. También el abandono de los campos es un elemento de extrema peligrosidad con la llegada de la época de mayor riesgo de incendios.

Para encontrar una situación parecida a la actual habría que remontarse a 2012, con en el trágico incendio de la Torre de les Maçanes como consecuencia.

La zona que presenta un mayor riesgo es la de l'Alcoià, el Comtat y la Foia, donde las nevadas y los fuertes vientos del invierno derribaron centenares de árboles y miles de ramas, muchos de los cuáles continúan por los suelos. Las inmediaciones de los parques naturales de la Font Roja y Mariola son las zonas más expuestas, además de otros enclaves como Serrella.

En la comarca de la Marina Baixa, el abandono de muchos terrenos que antes tuvieron un uso agrícola y la falta de limpieza en muchos montes ha hecho que prácticamente todo el territorio forestal se convierta en un auténtico polvorín. Así lo trasladan distintos especialistas consultados, que lamentan la falta de una cultura de monte, que se «ha perdido tanto a nivel particular como desde los ayuntamientos». Las mismas destacan que, aunque a nivel de medios y efectivos de extinción las instituciones públicas «han hecho los deberes», no ha ocurrido lo mismo en materia de prevención, principalmente en lo que se refiere al cuidado y limpieza de zonas forestales. Aunque el riesgo es elevado en casi toda la superficie que abarca la Marina Baixa, el mismo se dispara en las zonas de especial protección, principalmente en el parque natural de la Serra Gelada, que abarca término municipal de Benidorm y l'Alfàs del Pi; pero también áreas como el Puig Campana, el Ponoig o la Sierra de Bernia.

La Marina Alta ha escarmentado tras los pavorosos incendios de los últimos tres años, que han devorado 3.000 hectáreas en el Montgó (en la Plana, les Rotes y el cabo de Sant Antoni), en la Vall d'Ebo, Pego y Atzúbia y en la Granadella de Xàbia. Los municipios han iniciado políticas de gestión forestal. Hasta estas catástrofes incluso ese término les sonaba a chino. Con todo, con el abandono de los cultivos y la explosión de pinos que se produce tras un fuego resulta demasiado costoso mantener en condiciones unas montañas en las que, además, los temporales de viento del invierno han provocado el desplome de árboles que están secos y que agravan el riesgo.

Aunque la vigilancia se ha extremado en el Montgó, el fantasma del fuego sigue muy presente en este macizo. Se teme que la acción del hombre prenda la mecha. En la falda del Montgó, hay chalés con barbacoas. Además, se ha puesto de moda lanzar farolillos de deseos. Y, en las fiestas veraniegas, también se suelen tirar cohetes y carcasas.

Montes que ya han sufrido incendios, como el Montgó, la Solana de Benissa o las montañas de Llíber, Gata y Pedreguer, colonizadas por especies rebrotadoras, sobre todo por pinos, son los de más riesgo. En Calp, la Serra d'Oltà también ha desarrollado pinadas muy densas.

En la comarca de l'Alacantí el mayor riesgo se centra en la zona norte, entre los municipios de Xixona, La Torre de les Maçanes, Busot y Aigües. La cadena montañosa que va desde la Penya Migjorn, en la linde entre Tibi y Xixona, hasta Aigües, pasando por Vivens, La Carrasqueta, Els Plans, La Grana y Cabeçó d'Or, son las zonas más sensibles y representan el pulmón verde de la comarca.

Las nevadas de principios de año en Vivens, La Carrasqueta y Els Plans han hecho también que exista una mayor cantidad de combustible por los daños causados por la nieve en los árboles.

La Sierra del Cid y del Maigmó comprendida entre los términos de Petrer y Monforte del Cid es, con sus 52 kilómetros cuadrados de superficie, una de las zonas con mayor peligro a sufrir un incendio forestal de grandes proporciones en el Medio Vinalopó. Y en este capítulo hay que incluir también al paraje natural municipal del Monte Coto, que se extiende entre los términos municipales de Pinoso y Monóvar. Y en lo que respecta a la comarca del Alto Vinalopó las zonas más sensibles son la Sierra de Biar, la Peña Rubia de Villena y Sax, La Solana de Beneixama, la Sierra de la Argueña, y la Sierra de Salinas. Mención especial merece también en el Alto Vinalopó el área recreativa y de El Plano de Sax En este enclave hay más de un millón de pinos.

En Elche no hay masas forestales. De hecho, el Parque Comarcal de Bomberos no cuenta con brigada forestal. No obstante, existen una serie de puntos candentes en la comarca del Baix Vinalopó. Tal vez uno de los focos más habituales sea en el parque natural de El Hondo, en la zona de la Vereda de Sendres, en la carretera de Elche a Dolores, entre el término municipal ilicitano y el de Crevillent. Aquí, sobre todo en verano, y en su gran mayoría debido al lanzamiento de colillas desde vehículos en marcha, se provocan incendios de matorrales. Otra zona donde son frecuentes los fuegos es en la pinada de la pedanía ilicitana de La Marina, un lugar altamente transitado por turistas y bañistas. Elche, Crevillent y Santa Pola también mantienen estos días numerosos espacios de matorral bajo muy secos y que en caso de incendio las llamas podrían devorar amplias superficies.

Las zonas que presentan más riesgo de incendio forestal en la Vega Baja son las pinadas de Guardamar, las orillas del parque natural de las lagunas de Torrevieja y La Mata, y en especial los bosques de pinos en Sierra Escalona y Dehesa de Campoamor. A su condición de ser las masas forestales más destacadas el Bajo Segura se suma, como factor de riesgo, el hecho de soportar una gran presión urbanística y humana -en especial el parque natural- está cercado por urbanizaciones. La comarca de la Vega Baja afronta el riesgo de incendio con recursos propios del Consorcio de Bomberos, y con la dificultad añadida de ver multiplicada su población en verano.

Emergencias ha reforzado los medios de extinción en la provincia de Alicante convirtiendo en permanente una unidad de bomberos forestales que hasta ahora era de refuerzo, con lo que son un total de doce las que permanecen activas. También ha incorporado drones a la lucha contra el fuego. A los medios oficiales hay que sumar las diferentes agrupaciones de voluntarios que colaboran en prevención y extinción.