En su cruzada contra el actual funcionamiento de la Mancomunidad de l'Alacantí, el alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, puso ayer sobre la mesa una nueva iniciativa dentro de su objetivo de reducir gastos superfluos del órgano comarcal, como el alquiler de la sede en la Casa Carbonell o las retribuciones que perciben los políticos que acuden a las reuniones, salvo los representantes del tripartito que renunciaron desde el inicio de este mandato a recibir indemnizaciones por ser vocales de la junta.

El regidor, que se desplazó ayer por sorpresa hasta Mutxamel a la reunión mensual de la Mancomunidad a la que no asistía desde hacía año y medio, propuso que la partida presupuestaria que finalmente se logre reducir se destine a mejorar los servicios que ofrece el órgano comarcal a sus municipios, entre ellos Alicante, San Vicente o Sant Joan. Es decir, Echávarri, como ya dejó entrever en el pleno municipal que se celebró este pasado jueves tras un ruego formulado desde la bancada de la oposición, pretende que se refuerce la lucha contra las plagas que tanto afectaron a la ciudad de Alicante durante el pasado verano. La proposición, según el presidente de la Mancomunidad, Jaime Albero (PSOE), no será tan sencilla de llevar a cabo por existir contratos en vigor con la empresa encargada de luchar contra las plagas de, por ejemplo, cucarachas, mosquitos o ratas.

Con todo, en la reunión de ayer no sólo se habló de fórmulas para reducir gastos o de cómo reinvertir el ahorro presupuestario sobre partidas de carácter «secundario» que exige Alicante para no abandonar la entidad, sino que también sirvió para que Echávarri echara en cara al máximo dirigente de la Mancomunidad el tono utilizado en la carta con la que respondió esta misma semana al escrito enviado días antes por el regidor alicantino para exponer su propuesta de cambios en las cuentas. Y es que en la respuesta, el presidente de la entidad comarcal le afeó al alcalde de Alicante que no acudiera a las reuniones desde finales de 2015 [suele asistir el portavoz del tripartito, Natxo Bellido (Compromís), que ayer también estuvo presente] y además le echó en cara su falta de conocimiento sobre el funcionamiento de la Mancomunidad. Según fuentes conocedoras de la reunión, Echávarri le reprochó ayer al alcalde de Sant Joan el duro tono de su carta, que llegó a considerar una «falta de respeto».

Por otro lado, en la cita de ayer se acordó pedir al director general de Administración Local, Antoni Such, una reunión para intentar que la Generalitat potencie las mancomunidades y que, en consecuencia, los ayuntamientos reduzcan su aportación económica. En la actualidad, Alicante destina 463.000 euros al año a la entidad, por lo que Echávarri anunció en el pleno de presupuestos del pasado marzo que el Ayuntamiento abandonaría la entidad para así destinar ese dinero a otras áreas municipales. Apenas unos días después, el regidor dio marcha atrás y señaló que dejarían la Mancomunidad sólo si no se producía un ahorro sustancial, que finalmente este mes concretó en unos 72.000 euros dentro de la cuota de las arcas alicantinas. El asunto se prevé tratar en una sesión «monográfica» prevista para este mismo mes de julio, tras mostrarse todas las partes abiertas a negociar la reducción del gasto.