Las Hogueras lo abarcan todo. La fiesta alicantina por excelencia no entiende de edades ni de horarios.

El día de San Juan, última jornada de los festejos de 2017, volvió a congregar a miles de visitantes en una ciudad que imploraba, a golpe de pólvora y abanico, que las celebraciones no cesaran.

La avenida Alfonso El Sabio se convirtió una vez más en el centro neurálgico de las Hogueras durante la mañana de ayer con la llegada del pasacalles que había partido a las 13 horas desde la plaza del Ayuntamiento, donde por la noche daría comienzo la célebre cremà. Desde antes del mediodía cientos de personas buscaban, con la pericia de un zahorí, un hueco de sombra para recuperar el cuerpo de excesos pasados y prepararlo para el envite final: mascletà, palmera, cremà y la banyà.

El gentío se extendió más allá de Alfonso El Sabio y avanzar por las calles colindantes resultó una odisea. Además, las escaleras del IES Jorge Juan volvieron a ser uno de los enclaves preferidos para ver la mascletà. El centro de Alicante mostró ayer, al igual que durante toda la semana, un imponente lleno. Las calles de toda la ciudad lucieron desde bien temprano a pleno rendimiento con música, petardos e improvisadas barras de bar a pie de calle. La tradicional despertà por todos los barrios de la ciudad daba paso a un copioso almuerzo por los diferentes racós. Conforme avanzaba la mañana, los más despistados aumentaban las colas en las puertas de las panaderías para adjudicarse las últimas existencias de coca amb tonyina. En este sentido, los fogones, casi sin descanso durante todas las Hogueras, volvían a ofrecer salchichas y paella a las 11 de la mañana, lo que evidenciaba el caótico horario de comidas que impera durante las fiestas: un incesante goteo de servicios encadenados de desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. Además, esto se veía potenciado por la trascendencia internacional que cada vez más cobran las fiestas.

Las Hogueras, donde lo estipulado vuela por los aires, donde la ciudad convierte durante unos días lo terrenal en idilio.