«¿Se lleva algo de valor?», pregunta un agente de aduanas a un joven español que responde: «Un doctorado, tres máster, un premio extraordinadirio de carrera, un... ¿sigo?». Esta es una de las escenas que se pueden ver en la hoguera Gabriel Miró, que planta en cuarta categoría. El monumento, que lleva por título «A la carrera» es una mordaz crítica a la situación de miles de jóvenes licenciados que se marchan fuera de España a buscar trabajo, pero que como se aprecia en las pegatinas de la gran maleta que sirve de cuerpo de la hoguera acaban «en la obra en Holanda, en la vendimia francesa, en la limpieza en Suiza o cavando zanjas en Alemania».

También se da un «repaso» a la política de la Conselleria de Educación con el plurilingüismo, con un estudiante que exclama «The mother que os parió senyors consellers!». Así como a lo cara que resulta la vuelta al cole para los padres, que compara con un billete para dar la vuelta al mundo.

Pese a contar con un presupuesto de 30.000 euros, no muy elevado si se compara con la mayoría de monumentos, la hoguera de Gabriel Miró siempre tiene mucho tirón entre vecinos y viandantes. «Muchas personas que son fans de Enrique vienen ex profeso a verla año tras año», explica la presidenta de la hoguera, Josefa Rosa Merino, en alusión al humorista, colaborador de INFORMACIÓN, que gracias al artista Manolo Algarra convierte sus dibujos en ninots.

«Estamos muy contentos con el resultado, lo hacen fenomenal y se nota que como ya llevan varios años colaborando se entienden muy bien», indica Merino.

La base del monumento son tres libros de gran tamaño que representan los estudios primarios, secundarios y universitarios, con «beca orgasmus» incluida, y como remate un joven con birrete se dispone a salir corriendo, pasaporte en mano y con un diploma en el que se lee «contrato basura», hacia las salidas laborales.

«Nos ha gustado mucho porque tenemos hijos en esa edad y nos hemos sentido muy identificados con lo que cuenta», comentan el matrimonio Mónica y Marcelo Trillini, tras inmortalizar la hoguera en su teléfono móvil.

Por su parte, José Luis Rodríguez, un joven extremeño que lleva dos años residiendo en Alicante, destaca «lo bien trabajadas que están las figuras, creo que se valora poco el trabajo que lleva. Además, esta crítica me parece muy buena porque es la verdad de lo que ocurre, representa la vida real».