Cuando terminó el congreso provincial del PP, el objetivo de José Císcar era evitar una confrontación en la batalla por el control de su partido en la ciudad de Alicante. Císcar quería un pacto que aplazara la batalla por la candidatura a la Alcaldía para las elecciones de 2019. Y, si era posible, que el acuerdo se cerrara antes de Hogueras. La cúpula del PP era reacia a enquistar el conflicto y a convertir la Fiesta -protagonista absoluta de cualquier movimiento durante estos días- en escaparate de esa división. Hace unos días, como adelantó este periódico, los dos grandes protagonistas de la pugna - Luis Barcala, portavoz del PP en el Ayuntamiento de Alicante; y Carlos Castillo, vicepresidente de la Diputación- llegaron a un acuerdo con un tándem de consenso para dirigir el partido en la capital alicantina formado por Toño Peral como presidente y la concejal Mari Carmen de España en la secretaría general.

La operación intentaba sortear que Barcala y Castillo se enfrentaran en las urnas con un notable desgaste para las siglas del PP y evitar que esa votación se convirtiera en el «primer round» de la batalla por el cartel electoral. Y como era voluntad de Císcar, los notables del PP se podrán imbuir por completo del ambiente de las Hogueras con los deberes hechos. Al menos, de momento. La cúpula popular con Isabel Bonig y la secretaria regional del PP, la oriolana Eva Ortiz, visitó Alicante en el arranque fogueril a pocas horas de que hoy se consagre esa alianza cuando se registre la candidatura en la sede provincial con las 22 vocalías y los cinco «jefes» de distrito. La Fiesta bendice la operación. Aquí paz y mañana gloria. Isabel Bonig compartió confidencias con Castillo y Barcala -juntos pero no revueltos en la comitiva- al lado de Císcar ejerciendo de maestro de ceremonias y del discreto Toño Peral, que tendrá, al menos, un rival - Paco Maestre validará hoy también su lista- en un segundo plano del foco.

Era un séquito de primer orden que completaban, entre otros, el presidente de la Diputación y «jefe» directo de Peral, César Sánchez; el secretario provincial del PP y vicepresidente Eduardo Dolón; el nuevo y flamante coordinador del partido, Rafa Candela, llamado a ir ganando protagonismo poco a poco; y el subdelegado del Gobierno, José Miguel Saval. No se enredaron en grandes declaraciones políticas. Ni tampoco hizo falta. Lo que une el fuego, de momento, tendrá que quedar sellado hasta que la pugna por la candidatura a la Alcaldía reviente. Que lo hará. En cuanto José Císcar acabe activando el mecanismo para la designación del candidato en Alicante.

En el corrillo popular se hablaba, incluso, mucho más del cataclismo al que se vuelve a asomar el socialismo valenciano que de los problemas de la casa. En Alicante, Bonig tiene un oasis en el que comentar lo que quiera sin que le pregunten ahora sí y después también, como ocurre en València, de la guerra civil de los populares en esa provincia. En las filas del puño y la rosa, todavía en «shock» después de la declaración de estado de excepción con la pugna para apartar a Ximo Puig del liderazgo del PSPV, el alcalde Gabriel Echávarri aprovechó el día para dar su respaldo al presidente de la Generalitat -estará a partir del jueves en la provincia y ayer colgó una pancarta para promocionar la fiesta en el balcón del Palau en València- en una mascletà en la que se dejaron ver otros ediles como Carlos Giménez -muy preocupado por ese intento de acabar con Puig- o Eva Montesinos. El grupo de Guanyar con el vicealcalde Miguel Ángel Pavón y los ediles Víctor Domínguez, Dani Simón y Marisol Moreno coincidió al termino del disparo pirotécnico con los regidores de Compromís Natxo Bellido y María José Espuch que hoy tendrán día grande: Mónica Oltra y Manuel Alcaraz.