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Una decena de leyes y de planes no sirven para atajar el acoso escolar en las aulas

El CVC urge formar a todos los maestros y administrativos de los colegios y coordinar la Primaria con la Secundaria

Una decena de leyes y de planes no sirven para atajar el acoso escolar en las aulas

«Papel mojado». Es la conclusión del último informe que sobre el acoso y la violencia escolar ha elaborado la comisión jurídica del Consejo Valenciano de Cultura, aprobado recientemente en pleno y que han elevado al Consell.

Los consejeros detallan que ha sido la «gran preocupación» que hay sobre esta lacra tanto en la sociedad como en la comunidad educativa y en la propia administración, lo que ha llevado al organismo a elaborar, diez años después, un nuevo informe sobre el acoso, en el que se hace hincapié en la urgencia de formar desde un inicio tanto a los maestros como a los administrativos de los colegios para prevenir los conflictos.

El informe señala con rotundidad que «la proliferación de normas y planes -en la actualidad hay vigentes cinco leyes y otros cinco planes, órdenes y decretos sobre el tema-, se quedan en papel mojado y solo se aplican donde haya un grupo de docentes voluntariosos y especialmente motivados».

Implicación

Tres consellerias directamente implicadas con legislaciones como la de los Derechos de salud de los niños y adolescentes; de la Protección integral de la infancia y la adolescencia de 2008 y su modificación en 2015; de la Autoridad del profesorado; y contra la Violencia sobre la mujer, no bastan para atajar el acoso en las aulas, como concluyen los consejeros que han contado para su informe con las aportaciones de profesionales especializados en el tema como son la profesora del IES de Buñol, Ángeles Llorente; la directora del IES Isabel de Villena en Valencia, Catalina Machado; y las técnicas de Educación, Mónica Añón y Estefanía Sanz.

«En ambientes hostiles o de conductas impredecibles y violentas, los niños aprenden que la violencia y la agresión pueden ser útiles para conseguir determinados objetivos, y el resultado es un menor que ha aprendido que con medidas coercitivas puede controlar a los demás».

El documento sostiene que una vez instalados estos comportamientos, son muy difíciles de cambiar y que con el tiempo predicen tanto el fracaso académico como los comportamientos violentos en la adolescencia y numerosas dificultades sociales y emocionales en la edad adulta.

Se hace a su vez hincapié en la importancia del diálogo y la covivencia en la familia «cada vez más escaso», para subrayar que la escuela no es una isla en medio del mundo, sino que está inmersa en la sociedad y participa de sus problemas.

Este diagnóstico ratifica, a su vez, los datos más recientes que revelan que entre el 20% y el 35% de los alumnos se consideran víctimas de algún tipo de ciberacoso, el bullying online a través de las redes, que es el que más aumenta en proporción en los últimos años. Y alerta sobre el peligro presente y futuro que se cierne sobre los menores frente a aquellos adultos que se ganan su confianza para conseguir relaciones sexuales o imágenes eróticas.

El informe concluye con las «gravísimas y negativas consecuencias» que el acoso provoca tanto en las víctimas como en los agresores y sobre el clima de convivencia de las aulas, e insiste en la necesidad de aumentar la dotación de especialistas en los centros para poder llevar a cabo en la práctica los programas y proyectos que ya se plasman sobre el papel en la inmensa mayoría de los centros educativos de un tiempo a esta parte. «El exceso de normativa y la buena voluntad no sirven para resolver los conflictos», subrayan.

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