Una fortuna en audífonos llevaba gastada Teresa Ferrándiz. La sordera profunda que arrastraba desde hacía 10 años la había llevado a aislarse y a caer en una profunda depresión. Sin embargo, a sus 80 años mira el futuro con optimismo después de haber pasado por los quirófanos del Hospital General de Alicante para someterse a un implante cloqueal que, de nuevo, le permita oír y relacionarse con su entorno.

Ella es una de las pacientes que ya se ha sometido a esta nueva técnica que acaba de implantarse en el centro sanitario alicantino. Hasta hace poco pacientes como Teresa Ferrándiz eran derivados a la Fe o al hospital Doctor Peset, en Valencia.

«Nos dimos cuenta de que la demanda de este tipo de intervenciones era cada vez mayor, primero por el envejecimiento de la población y también por el avance de la tecnología», afirma Guillermo Severa, jefe del servicio de Otorrinolaringología del Hospital General de Alicante. Y es que hasta hace unos años este tipo de intervenciones sólo estaban indicadas en sorderas profundas «y ahora los implantes se pueden colocar en aquellas personas que no logran tener una buena calidad de vida con los audífonos convencionales».

Estos dispositivos se colocan en quirófano y constan de dos partes, la primera se coloca mediante cirugía acoplada al hueso temporal con un electrodo colocado en el oído interno. El implante lleva un procesador externo que procesa el sonido y que transmite información codificada del sonido ambiental a la parte interna.

Pero el tratamiento no termina con el alta hospitalaria del paciente. Tras la intervención quirúrgica, éste debe pasar por un proceso de rehabilitación en el que intervienen logopedas, audiólogos y programadores. «Los sonidos que escucha el paciente tras la operación son diferentes, más metálicos, por lo que el cerebro debe aprender a captarlos y a interpretarlos», explica Óscar Alemán, otorrino del Hospital General de Alicante. El centro sanitario se ha convertido en referencia para toda la provincia en este tipo de intervenciones. En esta primera fase se está llevando a cabo una operación al mes, «pero cuando acabe este año queremos estar haciendo el doble», afirma Guillermo Severa.

Para el responsable de Otorrinolaringología del centro sanitario este es el avance más importante que ha vivido su especialidad en los últimos años. «Estoy convencido que en unos años ya no habrá personas sordomudas, porque si se colocan a tiempo, estos implantes son muy efectivos».

En este sentido, más que la edad del pacientes es importante el tiempo que transcurre entre la pérdida de audición y la colocación de este dispositivo. «A mayor tiempo, peor pronóstico», insiste Severa. Este tipo de implantes también están indicados para personas que han perdido la audición por enfermedades como la meningitis o a consecuencia de determinados antibióticos.