Más de 6.600 estudiantes de Bachillerato y Formación Profesional iniciaron ayer una Selectividad que, pese a desarrollarse con total normalidad tanto en la Universidad de Alicante (UA) como en la Miguel Hernández de Elche (UMH), han estado marcadas por la confusión previa de si se celebrarían o si se sustituirían por otro tipo de prueba. Hasta el mes de febrero no se concretó de manera definitiva que el acceso a la Universidad se mantendría con el mismo sistema, lo que impidió que los alumnos pudieran prepararse desde el mismo inicio del curso. Una parte del profesorado preparó a los alumnos de Bachillerato para una Reválida, mientras los más precavidos trabajaron desde el primer día según el calendario tradicional y han preparado a sus estudiantes para la Selectividad a la que finalmente se enfrentan hasta mañana. Ayer, primer día de la prueba, alumnos y docentes no ocultaban su malestar por el perjuicio que la tardanza en conocer el sistema definitivo para acceder a la Universidad les puede acarrear en las pruebas.

Algunos alumnos se lamentaban, en este sentido, de que no habían llegado a ver todo el temario, como David Ais, del IES Fray Ignacio Barrachina de Ibi, quien confiaba en que en el examen de Historia de España «no caiga la Transición», por no haberla visto en clase. También Noelia Ramón y Alba Cerdeiriña, del IES Miguel Hernández de Alicante, lamentaban que «hasta enero no supimos si sería el mismo modelo» de prueba de otros años.

Varios estudiantes que se examinaban en la UMH y sus profesores aludían al mismo problema de «todas las complicaciones que hemos tenido que superar durante el curso», en alusión a la incertidumbre entre Reválida o Selectividad, aunque mostraban cierto alivio de que, finalmente, «los exámenes han sido fáciles». El coordinador de las pruebas en la Universidad de Elche, Javier Gómez, admitía que «ha sido un año convulso para los profesores y alumnos, porque ha habido mucha indefinición sobre cómo iba a ser la prueba, pero al final hemos arrancado el proceso con normalidad».

Rosa Asensio y Joan Carles Jordà, profesores del IES Haygón de San Vicente del Raspeig, que ayer acompañaban a los estudiantes de este centro que se examinaban en la Universidad de Alicante, indicaron que ellos, por si acaso, comenzaron a preparar desde septiembre a los alumnos para la Selectividad. Sin embargo, saben de otros casos donde se orientaba hacia la Reválida que se contemplaba en la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), más orientada a materias específicas, frente al concepto más genérico de la Selectividad. Como ejemplo señalaron que «no es lo mismo estudiar Historia del siglo XX que Historia de España».

Desde la Conselleria de Educación admitieron que la situación había podido generar confusión, pero recalcaron que «creíamos y creemos que las pruebas se deben mantener tal y como hasta ahora» y «así lo hemos planteado en todas las reuniones con el ministerio». No obstante, añadieron, «ha habido que esperar a que se desarrolle la normativa estatal» para poder confirmarlo. En este sentido, criticaron la paralización que supuso la interinidad del Gobierno durante diez meses, tiempo durante el que no se supo si la Lomce se aplicaría o no, creando «una incertidumbre absoluta al alumnado». Con todo, se felicitaron de que, aunque haya sido «tarde», al final se haya confirmado «el modelo de Selectividad de siempre, que es el que hemos defendido nosotros».

Nervios

A pesar de toda la falta de certeza previa, lo cierto es que la primera jornada de la Selectividad transcurrió sin incidencias importantes, tanto en la UA como en la UMH. La coordinadora de las pruebas en la primera institución, Mariola Molina, comentó que no se habían producido percances, más allá de algún olvido de un DNI o de entrar a hacer un examen al aula equivocada, aunque corrigiéndolo a tiempo. José Manuel González, presidente de uno de los tribunales en la UA, destacó también la «fluidez» en el proceso, y que no había habido ningún «contratiempo». En los pasillos del aulario alicantino, becarios de la Oficina de Información al Alumno, como Tatiana Martínez y Leonor Fernández-Paredes, ofrecían «orientación» para desenvolvese por el campus.

En el primero de los exámenes, el de Castellano, el texto a comentar fue un artículo sobre las polémicas declaraciones de tono machista y xenófobo ­-que los países del sur de Europa se gastaban el dinero en alcohol y mujeres- que el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, realizó el pasado mes de marzo. Eduardo Antón, del IES La Torreta de Elche, se mostraba tranquilo, pero su compañera Diana Aney ejemplificaba los nervios propios de esta convocatoria.

Sofía Lao, de los Salesianos de Elche, se lamentaba de que «me ha salido mal», porque «no me ha dado tiempo para responder a todas las preguntas». Por su parte, Naiara Soler, del también ilicitano IES La Asunción, salía más contenta de este examen, aunque con la mirada más puesta en Inglés e Historia del Arte. Y muchos echaban en falta más preguntas sobre Miguel Hernández; los temas poéticos del autor oriolano fueron una de las opciones a desarrollar, junto con el modernismo en «Luces de Bohemia» de Valle-Inclán.