Sin colesterol, económicas y sin problemas de abastecimiento. Que las personas empecemos a comer moscas está a la vuelta de la esquina, y una de las empresas del parque científico de la Universidad de Alicante, Bioflytech, se encuentra en la primera línea de salida para liderar el mercado de producción con la cría de estos insectos.

Gracias a la tecnología punta que han desarrollado, abastecen ya de toneladas de harina procesada de la larva de mosca, convertida en piensos para alimentar al ganado y las mascotas .

El coordinador del grupo investigador, Santos Rojo, apunta que la normativa europea acaba de abrir la puerta para que los insectos puedan llegar a la alimentación humana.

Aunque de momento solo existe una lista muy restrictiva de animales que, por ley, pueden ser alimentados con harina de insecto, producción en la que esta empresa alicantina de base tecnológica ya está versada después de cinco años de evolución en el mercado, «la puerta está abierta», concreta el director del proyecto.

Santos Rojo opina que el paso que sea apto para el consumo humano está dado «desde el momento en que ya llega a la alimentación animal, porque los controles de Sanidad que se aplican a lo que comen los animales, que luego nos comemos las personas, son mucho más estrictos que los que rigen para lo que comemos nosotros», apunta el científico.

Bastará, por tanto, que se especifique en la ley que la harina de insecto puede formar parte de las proteínas que ingiere la población directamente, ya que actualmente los piensos que alimentan al ganado ya incluyen estas harinas procesadas.

Y para cuando llegue ese momento que estos investigadores no ven muy lejano, la spin-off de la UA, Bioflytech, dispone de la tecnología necesaria para una producción masiva de larvas de mosca, base de la alimentación de un futuro próximo a base de insectos. «Hemos conseguido romper los cuellos de botella tecnológicos para una producción masiva a un precio razonable», aseguran.

Sin colesterol

Las harinas procesadas de mosca se integrarían en el pan o en las pizzas, por poner un ejemplo, con la aportación añadida de que la carne de insecto, como precisan los científicos, no tiene colesterol.

La ventaja de esta spin-off reside en que cuenta con el know-how que permite una producción a escala industrial de la incipiente industria "micro-ganadera" en la que ya está inmersa desde hace cinco años.

«La legislación europea está casi lista para su aplicación a gran escala. Esperemos que España no pierda esta oportunidad y que podamos contribuir al desarrollo industrial del país», subraya Rojo.

Actualmente producen en las naves unos 2.000 kilos al mes de biomasa de larvas de mosca, y el mercado de fabricantes de piensos moviliza unos 5.000 millones de euros al año.

Para estos científicos, su actual producción es solo un juego para lo que puede llegar a ser. «Con una inversión adecuada podemos colocarnos como referente en el sector de la innovación», sostienen.

Y es que esta vertiente de la alimentación humana es solo una de las líneas de investigación de este equipo de investigación multidisciplinar de Ciencias Ambientales en la Universidad de Alicante, que lidera Santos Rojo e integran además Celeste Pérez y Anabel Martínez, junto a Berta Pastor, el técnico Javier Espero, y los becarios Andrés Campoy, Lidia Sáez, Daniel Aznar, Andrea Aracil y Patricia Rubio.

Polinizadoras

A la producción de biomasa larvaria, la investigación de esta empresa de base tecnológica suma el empleo de otras especies de moscas en su función de polinizadoras.

«La variedad existente de moscas es enorme, nosotros solo nos dedicamos a unas decenas en las que centramos el trabajo porque hay que domesticarlas», apunta Rojo.

Con las polinizadoras, -que curiosamente tienen un aspecto muy similar al de un abejorro, con un tono incluso anaranjado y distinto al de otras moscas-, los investigadores consiguen contrarrestan la actual crisis mundial de abejas.

La población de los insectos polinizaremos por excelencia está mermando de modo significativo «y aunque no lleguen a desaparecer del todo las abejas, porque eso sería una hecatombre mundial, nuestros polinizaremos -son moscas macho- actúan de un modo complementario», puntualiza el investigador.

Para polinizar plantas y para el control de plagas también. «La empresa universitaria ya produce 400.000 polinizadores al mes -moscas específicamente destinadas a esto- y aspira a cubrir el equivalente a una producción que suponga hasta un millón de euros del conjunto de un sector que genera 153.000 millones al año.

Soluciones

«Aportamos soluciones desde la biotecnología para los productos y procedimientos que desarrollamos, relacionados con la cría artificial de insectos, y sumamos el reto del uso de la tecnología para devolver a la sociedad la investigación entomológica aplicada se». La I+D del grupo se dirige a la alimentación animal, la agricultura y biodegradación de residuos, y la biotecnología y el sector energético cerrando el círculo.

Y es que el modo de hacer de Bioflytech imita a la naturaleza. Como describe Santos Rojo «seguimos el ciclo de los propios insectos», susceptibles de ser transformados en residuos orgánicos del ámbito industrial, para obtener «un producto final de valor añadido».