Con lo puesto. Así tuvieron que abandonar ayer su casa Beatriz Asenjo y sus tres hijos, dos de ellos menores de edad. La última esperanza de que el juzgado de Instrucción número 10 de Alicante paralizara el desalojo no se materializó y a las 10.30 de la mañana, la comitiva judicial se presentaba en la casa de Asenjo, en la playa de San Juan, para comunicarle que debían marcharse.

Con una entereza sorprendente salían por la puerta la madre y sus dos hijos pequeños, de 17 y 14 años, sin derramar una sola lágrima y llevando consigo una pequeña maleta y unas mochilas en las que guardaban algo de ropa y productos de aseo. También una enorme jaula con una coneja, mascota de los niños. Tras ellos, un cerrajero cambiaba la cerradura de la que ha sido su casa en los últimos años y que ahora será ocupada por el ex marido de Asenjo y padre de los tres chicos.

De momento la familia está viviendo en casa de una amiga hasta encontrar un piso de alquiler. «El Ayuntamiento se ha ofrecido a pagar 300 euros más un mes de fianza, pero ya me han dicho que debo ser yo quien busque una casa, así que mañana (por hoy) empezaré a moverme», señala Beatriz Asenjo. Desde la Concejalía de Acción Social también se les ofreció pasar las primeras noches en una pensión del centro de Alicante, como medida de emergencia, «pero me aconsejaron que por el bien de mis hijos si podía que no me moviera del entorno donde ellos tienen el instituto y donde viven sus amigos». Actualmente Beatriz no trabaja y el único ingreso con el que cuenta es la pensión de manutención que le pasa su ex marido.

Según explica Clara Eugenia Burgui, abogada de oficio de Asenjo, pese a que ella tiene la custodia exclusiva de sus hijos, la ley 5/2011, la denominada ley de custodia compartida de la Comunidad Valenciana, establecía que el domicilio familiar podía ser ocupado por ellos sólo durante un periodo temporal y no hasta que todos los hijos tuvieran la mayoría de edad. El juez fijó en 2012 que este periodo sería de 4 años, después la casa pasaría a ser ocupada cada año por uno de los cónyuges.

El plazo venció ayer sin que nadie lo haya podido remediar, pese a que dos menores se quedan en la calle, y tras presentar el ex marido de Beatriz una ejecución forzosa de la sentencia de divorcio. Ni el hecho de que el Tribunal Constitucional haya tumbado recientemente la ley valenciana de custodia compartida ha frenado el desahucio, puesto que esta anulación de la norma no se aplica con carácter retroactivo.

Burgui lamenta que la situación se podría haber frenado antes presentando una modificación de medidas, «pero Beatriz jamás pensó que esta situación se llegaría a producir por tratarse de menores, por lo que no inició este trámite». La abogada también critica la lentitud con la que se concedió a esta familia un abogado de oficio. «Desde que se requirió por primera vez han tardado dos meses. El caso me llegó el viernes, así que poco he podido hacer para frenar este desalojo».

El ex marido de Beatriz Asenjo le ha propuesto que durante el año que él va a vivir en la casa sus hijos están con él. «Me niego», asegura tajante Asenjo. «Primero porque ha demostrado ser un mal padre, segundo porque mis hijos no quieren ir con él y tercero porque de esta manera yo perdería la custodia exclusiva, algo que no quiero». Beatriz asegura además que su ex pareja la amenaza y la insulta a través de mensajes al móvil en lo que escribía «te quiero ver en la calle, sin nada».

Ahora Beatriz sólo espera poder rehacer su vida en una nueva casa, con la ayuda de los servicios sociales, y encontrar un trabajo que le permita compatibilizar el cuidado de sus hijos.

En la casa de la que fueron ayer desahuciados se ha quedado media vida. «Mi abogado y la procuradora de mi marido han hablado para poder recoger nuestras pertenencias, pero él no quiere que sea yo la que entre en el domicilio, así que tiene que ser uno de nuestros hijos, pero yo he pedido que lo haga acompañado de un adulto».