La pobreza no hace más que agravarse. Así lo refleja el Informe Social Alicante 2016 que presentó ayer la Concejalía de Acción Social. Algo más del 10% de los alicantinos necesitan los servicios sociales para sobrevivir. El área atendió el pasado año a 15.179 familias y a un total de 34.464 persona.

La situación preocupa al Ayuntamiento. Según una encuesta de condiciones de vida en la que ha colaborado el Ayuntamiento de Alicante, el 45% de las familias alicantinas no pueden hacer frente a gastos imprevistos. Uno de cada cuatro hogares alicantinos llega a fin de mes «con cierta dificultad», y el 17% lo hace «con mucha dificultad». Sólo un 2% de las familias de Alicante alcanza el fin de mes «con mucha facilidad».

La concejal Julia Angulo (Guanyar) advirtió ayer que los servicios sociales ya han consumido la mitad del presupuesto de este año para atender emergencias cuando se llevan cinco meses de gestión. Ayudas que tratan de paliar la situación más precaria y urgente de las personas y que sirven para pagar facturas básicas de agua y luz, el pago de algún recibo de la hipoteca e incluso de alimentos.

Lo presupuestado para todo el año asciende a 2,2 millones de euros -la misma cifra gastada el año anterior en total-, y se han invertida ya 1,2 millones de euros, con lo que la responsable de Acción Social ya cuenta con que tendrá que aumentar por lo menos en un millón de euros más el dinero que se destina a estas ayudas básicas y de urgencia.

El Informe Social ofrece al Ayuntamiento nuevos datos sobre las necesidades de cada barrio y con ellos pretende mejorar la atención que presta en cada centro social. Entre 2012 y 2016 ha aumentado la dependencia de los alicantinos a los servicios sociales y también son más elevados los índices de dependencia, la tasa entre las personas que trabajan y la población que depende de ellos. Hay barrios donde los residentes son mayoritariamente personas mayores. Zonas como el Raval Roig, el Centro Tradicional, el Casco Antiguo y el Ensanche Diputación necesitan unos recursos muy concretos como la teleasistencia o planes de accesibilidad.

Mientras que hay otros puntos donde existe una gran dependencia juvenil como son la Playa de San Juan, incluido Cabo de las Huertas; Garbinet y Polígono de San Blas. Es ahí donde el Ayuntamiento se plantea dirigir programas preventivos para la familia y desarrollar acciones de formación y de inclusión sociolaboral.

La pobreza también va por barrios y se agudiza allí donde siempre ha estado presente. Cuatrocientas Viviendas es el barrio con las necesidades más altas. De cada 100 residentes en edad activa, hay 44 jóvenes y 41 mayores que dependen económicamente de la ayuda municipal. Es además de una zona con el desempleo más elevado de la ciudad. Y es ahí donde la cifra de personas dependientes supera a las productivas.

El jefe de servicio de Acción Social, Javier Miralles, advirtió ayer que «los procesos de exclusión social se están agravando en barrios de la Zona Norte y empiezan a ser preocupantes en barrios tradicionalmente de clase trabajadora como Ciudad de Asís o Pla Carolinas». Precisamente en Carolinas Bajas, Acción Social debe resolver un grave problema de convivencia. Julia Angulo adelantó ayer que va a poner en marcha un proyecto de mediación por la ocupación de viviendas que está provocando la marcha de familias de toda la vida.