Lo de insultar a los ciclistas, pitarles o, lo que es peor, adelantarles sin respetar el metro y medio de distancia de seguridad que marca la normativa, debe ser moneda común porque todos los usuarios de bicicletas consultados por este diario para la elaboración de este reportaje coinciden en que es habitual oír groserías lanzadas por los conductores de coches y camiones cuando circulan por las ciudades, y sobre todo, por las carreteras. Violencia vial, llaman los ciclistas a estas agresiones, que no son más que el signo más visible de la difícil cohabitación entre coches y bicicletas en las carreteras de este país y que en ocasiones acaban en accidentes en los que la parte más débil siempre es el ciclista.

El pasado domingo una joven que dio positivo en droga y alcohol arrolló a seis ciclistas en la N-332 entre Xàbia y Oliva provocando la muerte a tres de ellos y heridas graves a otros dos, un terrible accidente que ha vuelto a poner en evidencia la vulnerabilidad de los ciclistas.

«A veces nos insultan desde los coches incluso cuando salimos con niños», señala Mónica Sansano, ciclista y monitoria del Club Ilicitano de Triatlon Natura Sport. Pero lo peor no es que a algún conductor impaciente se le vaya la boca si no puede adelantar a un grupo de ciclistas, lo peor es la inseguridad que sufren los aficionados a este deporte al tener que circular por carreteras con tráfico. «Mi hijo de 10 años es muy aficionado a la bici y reconozco que a veces me da miedo», señala esta monitora recordando accidentes como el de Xàbia.

Fallecidos

El año pasado fallecieron 33 ciclistas por accidentes en carretera en España, cifra sensiblemente inferior a 2015 cuando este número se elevó a 58 según la Dirección general de Tráfico, DGT, la mayor parte de ellos en vías interurbanas y en muchos casos con la intervención de un camión o un coche. Muchos de estos accidentes, a juicio de los ciclistas, podrían evitarse si se atendieran los dos factores que más les afectan: el estado de las carreteras y la actitud de los conductores de coches y camiones.

«Nosotros utilizamos con frecuencia las vías de servicio de las autovías que son seguras», indica Mónica Sansano, «pero para llegar allí hay que circular por otras zonas». La monitora considera que «lo más peligroso son las carreteras secundarias que no tienen arcén porque los coches siempre tenemos mucha prisa y la gente no es consciente de la vulnerabilidad de los ciclistas y adelantan como sea». Tampoco los carriles bici en la provincia están para echar cohetes. «Hay cosas absurdas, por ejemplo en la Vía Parque de Elche hay una rotonda y de pronto termina el carril bici, y en el aeropuerto ha hecho un carril para los ciclistas y termina en una curva».

No es solo en Elche. En Alicante también los hay que terminan abruptamente, que están situados en medio del tráfico o que se comparten con los peatones provocando, una vez más, conflictos entre ambos colectivos. José Gilabert, Fundador de Entidad para el desarrollo del Cicloturismo en Alicante, Funbici, cree que «si la gente no se mueve más en bicicleta en la provincia es porque no se sienten seguros. Ni las calles, ni las normas ni nada está pensado para los ciclistas, sino para los coches. Este sistema no da a los ciclistas el trato que necesitamos. Por ejemplo, en una calle estrecha la norma nos permite ir por el centro de la calle, pero entonces a veces nos insultan, nos pitan o incluso nos rozan. La gente que nos movemos en bici sufrimos violencia vial». Gilabert cuenta que «por ejemplo el otro día en una avenida de Alicante me pasó un coche que iría a 90 o a 100. Si se le va ligeramente el coche, me mata, y aún es peor en las carreteras donde hay menos accidentes pero más graves».

Estas quejas de los ciclistas no significan que los comportamientos incívicos de conductores de coches y camiones estén generalizados, «pero basta con que uno se acerque de más o nos asuste para provocar una caída». La gran mayoría de los accidentes, en cualquier caso, son fortuitos: «muchos nos adelantan a gran velocidad y nos desestabilizan. Lo hacen sin querer pero no son conscientes del peligro que entrañan» indica a este respecto Pedro García, del colectivo Alacant en Bici de Alicante, quien cree que en las ciudades uno de los mayores riesgos se produce porque los coches van a mucha más velocidad de la permitida. «Por ejemplo, en avenidas grandes como Pérez Galdós, Conde de Vallellano o la Avenida de Alcoy te pasan a 100, al doble de lo permitido, y eso es muy peligroso».

Estos riesgos no han impedido que en unos años haya aumentado notablemente el número de bicicletas que circulan en las calles y carreteras de la provincia. Un estudio de movilidad que se hizo en Alicante en los años 90 determinaba que había unos 6.000 desplazamientos diarios en bici por la ciudad, mientras que ahora esa cifra se ha duplicado hasta más de 12.000. Para facilitar el tráfico, José Gilabert opina que los ayuntamientos deberían mejorar los carriles bici «pero bajándolos a la calzada eliminando aparcamientos si hace falta, porque en la acera son un problema. Te ponen en conflicto con los coches o con los peatones. Además no los hacen bien. Por ejemplo en la Gran Vía hacen carriles bici cruzando de lado a lado. No es normal».

En la provincia hay actualmente 3.602 ciclistas federados y unos 150 clubes de ciclismo, tal como se ha señalado desde la Federación Alicantina de Ciclismo, a los que hay que añadir a los practicantes de triatlón que tienen su propia federación. Tal como ha señalado Amadeo Olmos, presidente de la Federación en la Comunidad Valenciana, del auge de la bicicleta dan fe la cifra de federados. «En el año 2005 cursamos 4.000 licencias de ciclismo en la Comunidad y este año ya hay más de 10.000». Los federados disponen de un seguro de responsabilidad civil y accidentes y permite a sus integrantes participar en las carreras y pruebas oficiales.

Con todo, son muchísimos más los alicantinos que, sobre todo los fines de semana, se echan a la carretera o al campo con su bicicleta, bien con compañeros de un club o con un grupo de amigos. «No hay un registro del número de ciclistas en la provincia al margen de los que están federados, pero por ejemplo si te pones en algunas salida de Elda un sábado de 8 a 8,20 de la mañana puedes ver pasar 400 o 500 personas en bici. Cada día hay más afición». Quien dice esto es Alejandro Guillén, vicepresidente de BTT Elda Club Ciclista, quien ha manifestado que «la bicicleta está en auge total desde hace 4 o 5 años, es muy saludable y engancha y además haces muchos amigos».

Sin embargo, también él lamenta la incomprensión que a su juicio hay hacia los ciclistas: «Vamos cogidos de un hilo. En montaña hay menos riesgo, pero hay muchas carreteras sin arcén y los coches nos dicen de todo. Hay quien dice que vamos en grupo y no de dos en dos como marca la normativa, o nos acusan de saltarnos los semáforos, pero en general no es cierto. Lo que sí es habitual es que nos adelanten sin respetar el metro y medio de seguridad. Muchos coches además no saben que nos pueden adelantar aunque haya raya continua en la carretera y se ponen nerviosos si vamos delante».

Por contra, muchos conductores de coches creen que de muchos de los accidentes tienen la culpa los ciclistas al no circular en fila o de dos en dos como fija la ley. El Real Automóvil Club de España (RACE) planteó a principios de año incluso estudiar la posibilidad de hacer extensivo el carné por puntos a los ciclistas y obligarles a la posesión de un seguro y de una matrícula.

En cualquier caso, sí es evidente que la peor parte del golpe la sufre el ciclista. De hecho, la mayoría se ha llevado algún que otro susto. «Cada año a algún amigo mío le pasa algo con la bici», asegura Alejandro Guillén, lo que no les disuade de subirse a la bicicleta en cuanto llega un festivo para preparar alguna prueba o por el simple placer de hacer deporte y recorrer diferentes rincones de la provincia sobre dos ruedas.

El último barómetro de la bicicleta refleja que más de la mitad de los españoles tiene una bicicleta personal, y eso que, frente a otros países aquí este vehículo no está tan generalizado a la hora de moverse por las ciudades. Teniendo en cuenta este porcentaje, en la provincia hay unas 900.000 bicicletas de paseo, de montaña o de carretera, aunque la cifra de los que practican ciclismo o cicloturismo no es tan elevada. De hecho, un 40,3% de los propietarios de bicicletas la usa con alguna frecuencia pero solo un 7,4% la utiliza a diario.