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Europeístas desde la cuna

Quince jóvenes becarios de la EUIPO de diferentes países del continente defienden los valores y las oportunidades de la Unión Europea

Europeístas desde la cuna

Aunque nacieron después de la constitución del Acta Única Europea de 1986 y la Unión es consustancial a su vida, los jóvenes becarios de la Euipo, la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea, (antigua OAMI), se consideran unos privilegiados por vivir en la UE, un espacio que les permite fácilmente viajar, trabajar e intercambiar experiencias y visiones con otros jóvenes europeos tal como han manifestado a este diario quince de ellos -trece procedentes de países de la Unión, además de un macedonio y un turco, cuyos países han solicitado su entrada en UE.

Cuando se cumple el 60 aniversario de Tratado de Roma en el que se constituyó la Comunidad Económica Europea, y pese a los problemas de la Unión, todos estos jóvenes son europeístas convencidos y agradecidos por las oportunidades que les brinda el actual espacio común. «Es un privilegio haber nacido en un territorio sin fronteras que nos permite viajar fuera de nuestros países, conocer otras culturas y a otra gente, aprender otros idiomas y tener un mercado tan amplio para trabajar», señala el italiano Mattia Panese, quien, como sus compañeros resalta lo enriquecedor de poder mantener las costumbres y raíces de sus países y, al tiempo, tener todo un continente a sus pies para viajar de forma económica con una moneda única, con seguridad y garantías de calidad en sus productos. Anca Tiu, una joven rumana, incide en las posibilidades que ofrece la Unión, sobre todo para los jóvenes, «pero hay que buscarlas. Yo me fui muy joven, he trabajado y estudiado en muchos lugares y me he movido con muy pocos recursos, pero hay que querer hacerlo y lanzarse». Los 15 jóvenes con los que hablamos dominan varios idiomas, han trabajado y estudiado en diferentes países y se muestran convencidos de la importancia que para cualquier joven tiene el salir de casa y vivir al menos algunos años en otros países algo que, aseguran, la UE facilita. Sin embargo, tal como señala el español Samuel Alonso, «hay un gran desconocimiento de lo que es Europa. En España por ejemplo, muchos jóvenes se centran en su familia y en sus amigos, les cuesta aprender idiomas y no salen o vuelven antes de lo previsto porque se vive al cobijo de los padres mucho tiempo» , para añadir que «no podemos estar siempre dependiendo de la familia y tampoco esperar que Europa nos lo arregle todo, hay que luchar». Igualmente, Monika Petkute de Lituania, señala que «hay gente que elige el camino más seguro. No todos queremos aceptar las oportunidades».

Además, no todo es color de rosa. Los jóvenes europeos son conscientes de que la Unión no atraviesa su mejor momento, con fenómenos como el Brexit y la salida de Gran Bretaña, o el aumento de los movimientos nacionalistas y euroescépticos en la Unión. «Quizá uno de los mayores problemas de la UE es que no todos los ciudadanos conocen sus ventajas», indican. «La UE no son solo las instituciones europeas, por ello, hay que hacer un esfuerzo desde la Unión para acercarse a los ciudadanos», indica la búlgara Ralitsa Ivanova, mientras el joven Wojciech Sroka de Polonia incide en que «debemos insistir en el proceso de integración y por eso es muy importante explicar a todos los ciudadanos lo que nos une y los derechos que tenemos por ser ciudadanos de la UE». En este aspecto consideran que la descentralización de instituciones repartidas por toda Europa, como es del caso de la Euipo en Alicante, ayudan a acercar la Unión a los ciudadanos.

Otro aspecto que los jóvenes abordaron en su encuentro con este diario fue el difícil encaje que en ocasiones tienen las diferentes legislaciones y costumbres de los países miembros, por ejemplo en materia laboral con horarios, derechos y salarios distintos. Los jóvenes creen que a corto y medio plazo es imposible una norma igual para todos pero, además creen que hay cuestiones que debe regularizar cada país», señala la francesa Anaïs Teston.

Solidaridad y refugiados

Los jóvenes becarios de la Euipo repiten con frecuencia las palabras libertad y solidaridad. Al preguntarles por los refugiados sirios que malviven en las fronteras mientras la mayoría de países europeos no cubren sus cupos de acogida, la española María García afirma con rotundidad que «los europeos somos solidarios, somos buena gente, pero hay sistemas que no representan al 100% la voluntad de los ciudadanos», para añadir que el problema no es la gente sino los gobiernos de algunos países. Esta visión es matizada por la rumana Anca Tiu quien afirma que «en mi país aún hay gente que no tiene para estudiar ni siquiera para comer y así es más difícil ser solidario».

La postura general de los jóvenes sobre la UE se puede resumir en las palabras de Samuel Alonso: «Podemos construir una Europa mejor. Esta es una herencia de nuestros padres y no podemos permitirnos perderla. Debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrece y defender nuestros valores en el mundo», para añadir que «si esta generación no nos movilizamos en su defensa, permanecerán las instituciones, pero la UE irá perdiendo su impacto y su razón de ser».

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